comscore

Cuando la culpa es de un Dacia Sandero y no de un Porsche Panamera

En el imaginario colectivo, un coche lujoso como un Porsche siempre parece tener la culpa cuando ocurre un accidente con un coche más modesto. Quizá sea por la desconfianza generalizada hacia quienes conducen vehículos de alta gama, o porque asociamos la velocidad y la imprudencia con los motores más potentes. Pero la realidad, como suele suceder, es mucho más compleja. La culpabilidad no depende del precio de un coche, sino de las decisiones del conductor. Y así lo demostró un reciente accidente que ha generado una avalancha de comentarios en redes sociales y una buena dosis de reflexión.

La historia gira en torno a un Porsche Panamera, símbolo de lujo y prestaciones, y un Dacia Sandero, uno de los coches más humildes y funcionales del mercado. Aunque muchos, al ver las imágenes del choque, podrían haber apuntado al conductor del Porsche como el culpable, los hechos terminaron dejando claro que fue el Sandero quien provocó el accidente. Un golpe a los prejuicios y un recordatorio de que en la carretera, el respeto y la responsabilidad no entienden de marcas.

3
La narrativa de la carretera: justicia o prejuicio

fuente: abc

Este tipo de situaciones nos obliga a mirar con lupa cómo percibimos la realidad vial. A menudo, el conductor de un coche de lujo es visto con cierto recelo: se le supone arrogante, temerario, incluso provocador. Y aunque, como en cualquier colectivo, habrá casos que encajen con esa imagen, generalizar es injusto y contraproducente.

También ocurre lo contrario: se suele asumir que quienes conducen coches más sencillos lo hacen con más cautela. Pero no es raro ver a utilitarios incumpliendo normas, saltándose semáforos o ignorando señales. De nuevo, el problema no está en el coche, sino en la persona que lo conduce.

Este caso mediático ha servido como una especie de espejo para muchos conductores, que han tenido que enfrentarse a sus propios prejuicios al ver desmontada una narrativa que daban por sentada.