El final del verano no solo marca el regreso a la rutina, también nos recuerda que nuestro coche necesita atención. Después de largos viajes, altas temperaturas y algún que otro imprevisto, toca hacer balance y pensar cuánto dinero cuesta mantenerlo en forma. Aquí es donde muchos conductores respiran hondo: la factura del mantenimiento nunca es tan sencilla de calcular como parece.
Porque mantener un coche no se limita únicamente a pasar la revisión anual. Hay que sumar el seguro, el impuesto de circulación, el cambio de neumáticos, pequeñas reparaciones inesperadas y, cómo no, el combustible. Todo ello forma una montaña de gastos que, si no se planifican, pueden dar un buen susto al bolsillo.
3El impuesto de circulación: varía según dónde vivas

Cada año, los conductores deben abonar el impuesto de circulación, un tributo municipal que depende tanto de la potencia del coche como del ayuntamiento en el que esté registrado. La horquilla va aproximadamente de los 100 a los 200 euros anuales.
En comparación con otros, no es un gasto elevado; pero es de los que no se pueden esquivar. Además, hay que tenerlo presente porque, sumado al seguro y al mantenimiento mecánico, va engordando la factura anual del coche.