La producción de los coches Trabant, fabricados desde 1957 hasta 1991 por la antigua fábrica de automóviles alemana oriental VEB Sachsenring Automobilwerke Zwickau, es un testimonio de una era en la que la industria automotriz se basaba en procedimientos manuales y una dedicación meticulosa al detalle. Un reciente vídeo en YouTube ha capturado de manera exquisita este proceso de control de calidad, brindando una visión nostálgica de una práctica que, aunque arcaica, fue esencial para asegurar la fiabilidad de estos icónicos vehículos.
Este modelo, conocido por su diseño sencillo y su carrocería de plástico reforzado con fibra, se convirtió en un símbolo de la Alemania Oriental. Su producción totalizó poco más de tres millones de unidades en 34 años, y la demanda era tal que el tiempo de espera promedio para los clientes llegaba a los 15 años. Esta alta demanda subraya la importancia de un control de calidad riguroso, incluso en una época donde la tecnología avanzada no estaba disponible.
Así era el control de calidad a la alemana
El vídeo muestra imágenes antiguas de la producción del Trabant, destacando los procedimientos de ajuste y prueba al final de la línea de ensamblaje. A diferencia de los procesos automatizados y digitales de hoy, el control de calidad era eminentemente manual. Los trabajadores utilizaban martillos para ajustar las partes, cerraban puertas con fuerza para asegurar su correcto alineamiento y realizaban inspecciones visuales y táctiles para detectar cualquier imperfección.
Este enfoque manual en el control de calidad tenía sus ventajas y desventajas. Por un lado, permitía a los trabajadores detectar y corregir problemas que las máquinas podrían pasar por alto. La experiencia y el conocimiento de los operarios eran cruciales para mantener los estándares de calidad. Por otro lado, este método era increíblemente laborioso y no siempre garantizaba una consistencia absoluta entre los vehículos producidos.
Esta forma alemana se exportó en otros lados

Un fabricante de automóviles de China a principios de la década de 1990 realizaba este procedimiento de control de calidades similares. A pesar de las diferencias culturales y tecnológicas, la esencia del proceso era la misma: asegurar que cada vehículo que salía de la línea de producción cumpliera con los estándares de calidad establecidos. Esto incluía pruebas de funcionamiento de componentes clave, inspecciones visuales detalladas y ajustes manuales según fuera necesario.
El Trabant, a pesar de sus limitaciones técnicas y estéticas, representaba un logro significativo en la ingeniería automotriz de su tiempo. Los procedimientos de control de calidad mostrados en el vídeo no solo garantizaban la funcionalidad del coche, sino que también reflejaban el compromiso de los trabajadores con su oficio. Esta dedicación a la calidad, aunque rudimentaria, era vital para mantener la reputación del esta empresa alemana en un mercado desafiante.