El radar de velocidad en las autopistas es una medida esencial para garantizar la seguridad de todos los conductores. Sin embargo, hay quienes, a pesar de las advertencias y señalizaciones, deciden poner en riesgo no solo su vida, sino también la de los demás. Este es el caso de un conductor que fue captado a una velocidad alarmante en un tramo de la autopista AP-68, también conocida como Vasco-Aragonesa.
Un coche de la Guardia Civil de Tráfico estaba posicionado en un tramo de la AP-68, con el controlador de velocidad de los vehículos. A pesar de la clara señalización que indicaba la presencia del radar y de un coche patrulla visiblemente estacionado, un conductor de 57 años fue captado a 238 km/h en una zona donde el límite es de 120 km/h. Este hecho ocurrió en el kilómetro 268 de la autopista, a la altura de la localidad de Figueruelas, en la provincia de Zaragoza.
¿Cómo reaccionó la Guardia Civil tras la alerta del radar?

Tras realizar la fotografía del vehículo infractor, los agentes de la Guardia Civil dieron el alto al conductor para proceder a su identificación. La sorpresa fue mayúscula cuando comprobaron que el conductor, consciente de la presencia del radar, seguía circulando a una velocidad extremadamente peligrosa. Este comportamiento lo coloca en una situación legal complicada, enfrentándose a un posible delito contra la seguridad vial.
El artículo 379 del Código Penal español es claro en estos casos. Establece que un conductor incurre en un delito contra la seguridad vial si supera en más de 60 km/h el límite permitido en zonas urbanas o en más de 80 km/h en zonas interurbanas. En este caso, el infractor superó en 118 km/h el límite establecido, lo que automáticamente lo clasifica dentro de este artículo.
Consecuencias y protocolo de actuación de la DGT

La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene un protocolo específico para estos casos de infracción penal. La detección de una infracción de esta magnitud puede llevarse a cabo con o sin la detención inmediata del infractor. Una vez identificado, el conductor debe acudir a un juicio rápido donde el juez determinará las circunstancias del caso. Dependiendo de la gravedad, el juez puede considerar si se trató de una conducción temeraria, lo cual podría agravar aún más las sanciones.
Este caso es un recordatorio de la importancia de respetar los límites de velocidad y las normas de tráfico. La seguridad vial no es solo una cuestión de leyes, sino de sentido común y responsabilidad. Conducir a velocidades extremas no solo pone en riesgo la vida del conductor, sino también la de otros usuarios de la carretera. La actuación de la Guardia Civil en este caso es un ejemplo de la necesidad de una vigilancia constante y estricta para prevenir accidentes y salvar vidas.