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Un conductor, un termómetro, un semáforo en rojo y la Policía Local: Una historia que daría para escribir un libro

La historia de un conductor algo mas que eufórico, las confusiones nocturnas, y la hilaridad de un post en el Facebook de la Policía Local.

En una noche invernal en Jaén, el viento soplaba con fuerza, y las temperaturas alcanzaban los 2°C, creando el escenario perfecto para la congelación de neuronas y la toma de decisiones cuestionables. Manuel, el vendedor estrella de electrodomésticos, protagonizó un capítulo digno de las páginas más surrealistas de los sucesos.

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La importancia de distinguir el color rojo

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El punto culminante llegó cuando, en un acto que solo podría ser comparado con el desempeño de un malabarista ebrio, confundió un termómetro luminoso con un semáforo. Deteniéndose en seco, esperó a que el supuesto semáforo cambiara de color, sin percatarse de que la única señal que emitía era la temperatura glacial de la noche.

La situación no pasó desapercibida para la policía local, que, al observar el peculiar comportamiento de Manuel, decidió investigar. La confusión llegó a su punto más hilarante cuando los agentes explicaron al vendedor que aquel objeto luminoso no era un semáforo, sino un inofensivo termómetro. ¡Ah, la ironía de confundir la temperatura con la señal de alto!