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Conducimos el Ford Mustang Mach1. Una experiencia de otra época

El Mustang más potente puede que en poco tiempo parezca un dinosaurio. Las regulaciones impuestas a los automóviles de combustión que culminarán en 2035 con el cese de la producción de coches con motores tradicionales, pueden significar la extinción de este modelo… Y de otros muchos.

Y será una pena enorme, pues con coches como este Mustang, la civilización ha llegado hasta aquí. Y el mundo del automóvil ha progresado hasta este momento. El Ford Mustang Mach 1 es, posiblemente el mejor Mustang jamás fabricado. Pero más allá de eso, es el que condensa toda la experiencia después de más 10 millones de Mustang por Ford. Y eso no lo puede decir cualquiera.

Y hay que reconocerle a Ford el valor de poner en el mercado un modelo como este deportivo de 460 caballos con la que está cayendo en forma de movilidad eléctrica.

Un deportivo como los de toda la vida

Lo han puesto, además, con todo lo que debe llevar un deportivo de los de toda la vida. Un motor que es pura potencia -no en el sentido del número de caballos-, pues su V8 de 5.0 litros de cilindrada es una referencia en este aspecto. Es un motor de esos que sin alharacss tecnológicas, ofrece rendimiento para dar y tomar. Son 460 caballos como ya se ha dicho y una cifra de par de 529 Nm a 4.900 rpm que permiten un empuje brutal. Y para manejar ese caudal de potencia, una caja manual clásica de seis velocidades, o una automática, estupenda, de 10 relaciones. Por supuesto -no lo olvidemos, es un Mustang-, transmite la potencia al suelo a través de las ruedas traseras.

Son características de un deportivo sin compromisos. El Ford Mustang Mach 1 no engaña con su imagen; es lo que parece: un coche para correr. Por eso se le ha dotado de todo lo que se puede necesitar para disfrutar con él a altas velocidad en circuito, el hábitat en el que realmente se puede poner a prueba,

Se ha trabajado al máximo la aerodinámica con nuevas rejillas superiores, inferiores y laterales de dos piezas para mejorar la refrigeración o un nuevo splitter delantero, un faldón inferior, un alerón y un difusor traseros de alto rendimiento para optimizar la carga aerodinámica y el equilibrio. Los frenos cuentan con un potenciador de frenado de mayor especificación para un rendimiento de frenado consistente y dispone de pinzas de freno Brembo de seis pistones. Además, cuenta con una dirección asistida eléctrica, o la suspensión MagneRide ajustable y controlada electrónicamente, Y se han calibrado especialmente para este Mustang Mach 1 los muelles delanteros, con más rigidez, y las barras estabilizadoras.

Todo se puede ajustar a gusto del conductor

Y a todo esto cada uno le puede sacar el partido de la forma más personalizada que pueda imaginarse, gracias a las múltiples alternativas que ofrece. Por ejemplo, se puede regular el sonido de los escapes desde un modo silencioso a uno de circuito que es un torrente de sonido. O ajustar la dureza de la dirección independientemente del modo de conducción elegido. O desactivar el control de tracción… O prácticamente lo que se nos ocurra. Por supuesto, los modos de conducción determinan cómo queremos cicular. En modo Normal, el Mustang Mach 1 muestra su cara más amable. En modo Sport se pone serio -y nos lo hace saber-, y si queremos aún más, el modo circuito y el Track Apps nos permite sacar la vena de piloto en un circuito. Con funciones de acelerómetro, temporizadores de aceleración o Launch Control4, puede ser, literalmente, mejor que un parque de atracciones.

El resultado de toda esta parte mecánica son unas cifras que marean. Por ejemplo, los 4,4 segundos que tarda en pasar de 0 a 100 km/h; los 267 kilómetros por hora de velocidad máxima, los 32 metros que necesita para pasar de 100 km/h a 0. Una cifra al alcance de pocos modelos.

Y lo mejor de todo esto es que el Mustang Mach2 no se define con cifras, sino con sensaciones.

La primera sensación es visual, el Mustang Mach 1 impone desde la primera visión. Como buen Mustang atrae miradas a su paso. Y en este caso, con un algo más, un poco más radical como se aprecia en su parrilla en nido de abeja negro, con dos grandes entradas de aire, o en la decoración especial del capó, o en el logo Mach 1 en la parte trasera o en las imponentes salidas de escape por las que además de los gases se escapa ese sonido brutal del V8.

El interior es pura deportividad, como en todos los Mustang, con ciertos retoques de estilo. Pero la comodidad de los asientos delanteros es incuestionable. El conductor es el rey y tiene todo a su disposición. Una pantalla central bajo la que están los mandos de la climatización y unas teclas con las luces de emergencia, con la desactivación de los controles, el sistema que controla la dureza de la dirección y a la derecha la de los modos de conducción -por ponerle un defecto, solo se puede mover en un sentido, con lo que para elegir el modo hay que pasar obligatoriamente por el resto de modos-.

El cuadro de instrumentos es digital de 12 pulgadas y se configura en función del modo de conducción elegido o las funciones que el conductor elija. Y el volante es el centro de la inteligencia de este coche. Con la tecla representada por el caballo se pueden seleccionar el sonido del escape, las aplicaciones para circuito o una función Mach Rev que en la versión de cambio manual hace el efecto punta-tacón al reducir para que la transición sea más suave. Eso entre otras cosas. Porque harían falta días para probar todas las alternativas que ofrece y comprobar con cuál nos sentimos más cómodos en cada momento.

Arrancamos: comienza la experiencia

Pero la experiencia comienza realmente en cuanto apretamos el botón de arranque. En ese momento, el rugido que proviene del motor nos pone sobre aviso de lo que el Mustang Mach 1 nos tiene preparado.

Estamos en Málaga y nos ha tocado un modelo manual; para conducir cómo toda la vida. El recorrido nos va a llevar por carreteras de la sierra malagueña de esas repletas de curvas cerradas, estrechas y muy divertidas. El Mustang puede con todo, pese a que sus casi 5 metros de longitud no son lo más recomendable para este escenario. La dirección es magnífica y muy directa y se puede ajustar al gusto de cada uno. Las suspensiones son duras, como corresponde y se muestra un poco rebotón en zonas con asfalto bacheado. Pero en general es cómodo, no un deportivo de esos insufribles por su dureza. El cambio, como los de antes; un cambio deportivo con el que hay que entenderse; pero por accionamiento y recorridos casi perfecto. Aunque es cierto que para el día a día, más cómodo el automático.

Ponemos primera y aceleramos y con solo levantar un poco el pie del embrague el Mustang casi salta. Hay que acostumbrarse al tacto para que no se nos desboque. También hay que acostumbrarse a esa propulsión posterior que hace necesario un poco de delicadeza para no llevarte un susto. Pero en cuanto 'coges las riendas' empieza la diversión. Aceleraciones infinitas; una respuesta inmediata desde abajo, aunque es a partir de 4.500 vueltas cuando empiezan los fuegos artificiales, unos adelantamientos que se hacen un santiamén. El recorrido de más de 100 kilómetros nos deja momentos para el recuerdo, y eso que no hemos entrado en un circuito, donde seguro que la sonrisa no nos cabría en la cara. Evidentemente no nos hemos acercado a lo que es capaz este Mustang. Pero al mismo tiempo, nos ha demostrado que incluso puede ser un coche para el día a día.

Y la segunda parte del recorrido, con un trazado similar aunque por carreteras de mejor firme y más anchas, lo hacemos con la versión de cambio automático con 10 velocidades. Y aquí la cosa llega a la combinación perfecta, pues de domar toda esa potencia se encarga una caja magnifica, con esas 10 relaciones, muy cortas, que suben y bajan con celeridad tanto si dejamos que el cambio se mueva solo o si decidimos ir en modo manual trabajando sobre las levas. Máxima deportividad y máxima comodidad para el conductor.

Y todo esto con un precio incomparable, pues no hay ningún modelo en el mercado que ofrezca 460 caballos con un precio más ajustado. 62.970 euros para el manual y 65.970 para el automático. Un precio para este modelo de versión limitada -no sabemos cuántas unidades estarán disponibles- con el que además te llevas un modelo que llamará la atención gracias a una gran capacidad de personalización con ocho combinaciones de colores y franjas laterales en el capó. O con un equipamiento también personalizado como los asientos deportivos de cuero, la insignia en el salpicadero con el logotipo del Mach 1 y el número de fabricación.

Y cargado de detalles de confort como los asientos delanteros calefactados y refrigerados de serie, la conectividad a tavés del sistema SYNC 35 que permite controlar todo a través de órdenes vocales o un sistema de sonido premium de 12 altavoces de Bang&Olufssen o un módem FordPass Connect6 que permite conectar y ofrecer navegación hasta para 10 dispositivos.

Pero realmente lo importante de este Mustang no es todo esto; con las sensaciones y experiencias que es capaz de ofrecer en cada kilómetro recorrido con él. Una experiencia que, lamentablemente, cada vez parece más de otra época.