Según el citado estudio, elaborado por BloombergNEF (BNEF) para la citada organización del transporte europea, la primera gran consecuencia que ello podría tener sería el que «los vehículos eléctricos llegaran a representar el 100 por cien de las ventas de vehículos nuevos en toda la UE en 2035, siempre que los legisladores adopten políticas y medidas adecuadas, como el establecimiento de objetivos de CO2 más exigentes».
Según las proyecciones que realiza el estudio, «a partir de 2026 será igual de barato producir sedanes (segmentos C y D) y vehículos SUV eléctricos que sus equivalentes de gasolina, mientras que los automóviles pequeños (segmento B) estarán en la misma situación a partir de 2027.
El precio de las baterías caerá un 58 por ciento
Además, gracias a la bajada de los precios de las baterías (el informe concluye que los precios de las baterías nuevas caerán en un 58 % en 2030 en comparación con los de 2020, lo que contribuirá a reducir rápidamente el coste de los vehículos eléctricos) y a las nuevas líneas de producción especializada en VE, el precio medio de estos será más barato, incluso sin tener en cuenta las ayudas y subvenciones estatales.
«Aquellas familias y profesionales que necesiten cambiar su vehículo, pueden estar seguros de que su próximo vehículo será eléctrico. La barrera del precio habrá desaparecido. Si el dinero de los fondos de recuperación se gasta sabiamente, la producción local de vehículos eléctricos debería ponernos en una situación favorable tanto para el clima como para la economía europea. España debe apoyar los objetivos de CO2 más exigentes a escala comunitaria por el bien de los bolsillos de los consumidores y por la salud del planeta», comenta Isabel Büschell, directora de T&E.
Endurecer los objetivos CO2
Eso sí, el informe advierte igualmente que alcanzar un rápido desarrollo de la producción y de las ventas de eléctricos es esencial para alcanzar dicha reducción de costes y lograr que los consumidores se pasen al vehículo eléctrico de forma generalizada en el futuro, Según considera Transport & Environment, la única manera de acelerar tales logros es endurecer los objetivos de CO2 para los fabricantes de automóviles durante la presente década y estableciendo nuevos objetivos para 2027
En cuanto a los vehículos comerciales, el estudio de BNEF indica que estás llegarán antes, en 2025, a ponerse por debajo en cuanto a precioque las actuales furgonetas ligeras diesel, cosa que se retrasará un año, a 1926, en el caso de las furgonetas pesadas. Actualmente, estos modelos apenas representan un 2 por ciento de las matriculaciones, pero ello se debe a que las normativas de emisiones lejos de significar un estímulo para los fabricantes y para el mercado impiden que los productores de automóviles inviertan en mejorar el segmento. Para evitarlo las autoridades regulatorias deberían exigir objetivos CO2 más exigentes para las mismas así como establecer cuotas específicas para las ventas de furgonetas eléctricas para lograr con ellos tanto una mayor inversión de los fabricantes en el segmento como un incremento del número de versiones eléctricas de estos modelos en el mercado.
Hay que fijar nuevos objetivos
Según la proyección elaborada por el estudio, si el desarrollo de VE de batería se sigue dejando en manos del mercado y las autoridades continúan sin aprobar políticas adicionales que estimulen el mercado, estos únicamente alcanzarán el 85 por ciento de la cuota de mercado de la UE en 2035 en el caso de los turismos y del 83 por ciento en el caso de las furgonetas eléctricas, lo que impediría alcanzar los actuales objetivos de descarbonización previstos para 2050.
Para Cristian Quílez, miembro del Área de Políticas Públicas y Gobernanza Climática de ECODES, «España tiene el potencial de convertirse en un centro europeo de movilidad eléctrica si se materializa un ecosistema favorable para ello. Fijar objetivos de CO2 más exigentes, una reforma fiscal coherente y el despliegue de la infraestructura de carga eléctrica son determinantes. En cualquier caso, la apuesta no debe consistir en cambiar todos los vehículos de combustión por eléctricos, sino en reducir su número e impulsar la movilidad activa y el uso del transporte público de cero emisiones».
Anticipar a 2035 el final de los motores fósiles
Tanto T&E como ECODES indican en sus conclusiones que la CE debería fijar una nueva fecha para el fin de las ventas de vehículos nuevos con motores fósiles este próximo mes de junio cuando se presente la nueva propuesta de endurecimiento de los objetivos de CO2 para los automóviles. En este sentido cabe recordar el llamamiento de los fabricantes a los legisladores para que fijen el final de los motores de combustión en vehículos nuevos para 2035.
El 63 por ciento de los europeos que residen en núcleos urbanos apoya la prohibición de los vehículos impulsados por motores fósiles a partir de 2030. Hasta 7 fabricantes de vehículos y diez países europeos ya han anunciado planes para eliminar paulatinamente su producción. Falta por conocer la exigibilidad que la UE va a imponer en sus nuevas normativas