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domingo, 24 agosto 2025

El taller de coches clandestino donde podrían trabajar Bob Marley, Rihanna o Snoop Dogg estaba en Alicante

A veces la realidad supera cualquier guion de película o cualquier meme que circula por redes sociales. Lo que ocurrió en Rojales, Alicante, es el mejor ejemplo: una inspección rutinaria a un supuesto desguace clandestino terminó destapando un negocio que parecía salido de una mezcla entre videoclip de hip hop y serie policíaca. Lo que parecía un simple taller de coches sin licencia escondía en su interior nada menos que 212 plantas de marihuana cultivadas con mimo.

El caso es tan llamativo que muchos ya bromean con que si Bob Marley, Rihanna o Snoop Dogg hubieran estado en la ciudad, habrían encontrado el trabajo perfecto en ese lugar: entre motores destripados y plantas verdes que crecían al ritmo del ventilador. Sin embargo, más allá de la anécdota, la historia pone sobre la mesa cuestiones serias: el ingenio delictivo, la necesidad de vigilancia policial y la forma en que algunos intentan disfrazar actividades ilegales bajo fachadas aparentemente inocentes.

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Cultura pop, humor y realidad

Cindy Crawford, fotografiada por Herb Ritts en 1994; Naomi Campbell, en una imagen de Patrick Demarchelier, en 2005, y la cantante Rosalía, fotografiada por Paolo Roversi en 2020.

Es imposible no asociar este hallazgo con la cultura pop del cannabis. Bob Marley, el icono del reggae, ha sido durante décadas símbolo de la marihuana en el imaginario colectivo. Rihanna ha posado en más de una ocasión con referencias a la planta, y Snoop Dogg no solo ha hecho de ella parte de su estética, sino también de sus negocios legales en Estados Unidos.

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Pero la ironía se rompe cuando recordamos que en España, fuera del consumo personal en privado, el cultivo de marihuana a gran escala es un delito. De ahí que lo que muchos puedan ver como un escenario digno de videoclip en realidad se traduzca en un caso judicial, con un detenido y unas plantas incautadas. El humor puede acompañar la anécdota, pero la realidad pesa más: no había artistas internacionales, sino un vecino alicantino que pensó que podía esquivar la ley con creatividad.

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