Jim Farley, CEO de Ford, no suele andarse con rodeos. Cuando algo le quita el sueño, investiga hasta el último detalle. El fabricante chino BYD ha pasado en poco tiempo de ser un gran desconocido en Occidente al mayor productor de vehículos eléctricos del mundo. En Ford desmontaron uno de sus coches tornillo a tornillo para descubrir la razón; y lo que encontraron les ha obligado a replantearse su estrategia industrial.
La confesión de Farley impactó con fuerza en el sector del automóvil. Lo que descubrieron no fue precisamente tranquilizador. En lugar de encontrar una tecnología compleja y costosa, los chicos de Ford dieron con una ingeniería eficiente, austera y extremadamente bien optimizada para la producción en masa. Un sistema tan afinado que les ha «roto los esquemas».
5BYD gana terreno en Europa

En Europa, la situación aún parece controlable, pero cada trimestre muestra señales de cambio. En 2023, BYD apenas representaba un 0,9% de la cuota de mercado de coches eléctricos puros. Pero en 2024 subió al 2,3%; y en el primer trimestre del 2025, al 3,3%. Ya ha superado a MG, otra marca china bien posicionada, y dejado atrás a fabricantes históricos como Ford, Citroën o Toyota en este segmento específico.
El ascenso de BYD es un aviso a navegantes. Está invirtiendo fuertemente en infraestructura, abriendo concesionarios en países clave como Alemania, Francia y España, y adaptando sus modelos a los gustos europeos. Su oferta combina diseño moderno, autonomía respetable y precios que ningún fabricante occidental puede igualar, por ahora. La batalla está servida. ¿Lograrán marcas como Ford que no se les escape el tren de la electrificación?