Llega el verano, y con él, las temperaturas extremas que pueden hacer de tu coche una auténtica sauna sobre ruedas. Si vives en una ciudad calurosa como Sevilla, y más concretamente si alguna vez has dejado tu vehículo al sol en plena calle Betis a las tres de la tarde, sabrás que los efectos del calor no son ninguna broma. Más allá del incómodo volante ardiendo o el asiento que quema, las altas temperaturas pueden provocar averías serias en distintos componentes del coche.
Pero no te preocupes, aquí tienes siete consejos clave para que tu vehículo no acabe frito como un huevo en el capó.
7Mantén a punto los elementos más sensibles al calor

Por último, no te olvides de los elementos que más se ven afectados por las temperaturas extremas. Los líquidos del motor, como el refrigerante y el aceite, deben ser revisados con frecuencia. El sistema de frenos, que puede perder eficacia si se calienta demasiado, también merece especial atención: si notas que el pedal está esponjoso, que el coche frena menos o hace ruidos, acude al taller.
Y no subestimes el desgaste de piezas aparentemente menores, como las escobillas del limpiaparabrisas, las gomas de las puertas o los faros. Un simple detalle mal cuidado puede desembocar en una avería más cara o una inspección técnica desfavorable.