Durante años, quien soñaba con tener un coche clásico en perfectas condiciones debía enfrentarse al reto de buscar piezas imposibles en desguaces, recorrer ferias de repuestos y confiar en la suerte para encontrar carrocerías sin oxidar. Restaurar un vehículo histórico era un proyecto de amor y paciencia, cuyo coste muchas veces superaba con creces el valor de mercado del coche.
Pero los tiempos han cambiado y, con ellos, la manera de entender la pasión por los coches de época. Hoy ya no hace falta buscar por talleres de medio mundo ni pasar años detrás de una pieza original. Ahora, una empresa china promete hacer realidad el sueño de volver a conducir un clásico con solo un clic en su página web.
6Un clic entre lo auténtico y lo posible

La irrupción de empresas como Carbody obliga a replantear qué entendemos por coche clásico. Para unos, la autenticidad está en conservar lo original a toda costa. Para otros, lo valioso es mantener viva la experiencia, aunque sea con piezas nuevas. Lo que está claro es que el acceso a estos vehículos icónicos nunca había sido tan democrático ni tan inmediato.
Si hace veinte años restaurar un clásico era un lujo reservado a coleccionistas adinerados, hoy basta con tener conexión a internet. Puede que no sea lo mismo que un Porsche 911 con décadas de historia, pero para muchos será mejor que dejarlo pudrirse en un taller. El coche clásico ha encontrado un nuevo camino. Y su origen está en China.