Si tienes un Audi G-Tron, un Skoda G-Tec, un SEAT o un Volkswagen TGI, lo que tenemos que contarte te va a interesar. Y se extrapola a cualquier otro vehículo que tenga este ‘apellido’. Son de fabricantes diferentes, pero todos tienen en común que utilizan gas natural comprimido (GNC) como combustible.
Muchas marcas han buscado alternativas al diésel o a la gasolina, con ventajas evidentes a nivel medioambiental. Emiten menos emisiones de CO₂, tienen la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico (DGT) y permiten repostar a un precio mucho más bajo que si tuvieras otro motor de combustión. Son beneficios evidentes a nivel técnico, pero ahora tienes un problema que no vas a poder pasar por alto.
Este es el problema si tienes un coche con apellido G-Tron o compañía

Los nombres comerciales, como G-Tron, cambian según la marca, pero la tecnología es la misma. Todos equipan un sistema bifuel, formado por un motor de combustión que puede funcionar con gasolina o gas natural comprimido, con depósitos independientes para ambos combustibles. Son soluciones que muchas marcas han buscado para quienes no se quieren pasar al híbrido ni al eléctrico, pero quieren las ventajas que proporciona tener la etiqueta ECO de la DGT.
Sin embargo, Europa sigue apostando fuerte por la electrificación y esto está perjudicando a la infraestructura de repostaje y a los dueños de los G-Tron o TGI. Uno de los últimos golpes a esta tecnología llega desde Austria, pues la energética OMV ha anunciado que cerrará 18 de sus estaciones GNC antes de este mes de julio, lo que dejará al país con solo 10 estaciones.
¿Cuál es la razón? La falta de rentabilidad y el escaso número de vehículos que utilizan gas natural para circular. En Austria no llega ni a los 4.500 vehículos, una cifra insignificante dentro de un parque móvil con más de siete millones de vehículos. Y no es algo que solo esté ocurriendo en Austria, porque este declive del GNC se está repitiendo en muchos países europeos. Lo que antes parecía una tecnología de transición, ahora apunta a que se está quedando sin futuro.
Como es lógico, OMV —igual que otras grandes energéticas— están centrando sus esfuerzos e inversiones hacia la carga eléctrica. De hecho, quieren instalar hasta 5.000 puntos de recarga en Europa del Este antes de 2030. La única ‘solución’ al problema para los propietarios de un G-Tron o cualquier otro, según OMV, es que tengan algo más de ayuda del Estado para mantener una infraestructura cara y compleja.
«La limitada aceptación de la tecnología del gas natural en comparación con otras formas de propulsión alternativa hace necesario el cierre de puntos de repostaje no rentables. No esperamos un cambio de tendencia«, ha señalado Michael Kubinec, responsable de esta línea de negocio en OMV.
¿El futuro es eléctrico?

Si te has comprado un coche con apellido G-Tron o cualquier otro que funcione con GNC pensando que es una buena alternativa a la gasolina, al diésel y a la electrificación, ahora puedes tener problemas. Aunque los vehículos híbridos y eléctricos todavía no superan ni de lejos a los motores de combustión, los Gobiernos quieren que el futuro sea eléctrico.
Y para que eso suceda, es necesario que la infraestructura de carga siga aumentando en los próximos años, y contra esto, el gas natural no puede competir.
¿Qué pasa ahora con los que tengan un G-Tron, G-Tec o TGI? Están en tierra de nadie, porque la tecnología funciona y es una buena alternativa, pero si nadie apuesta por ella, se viene abajo. Es más, hay conductores que ya están recurriendo a la gasolina como única opción y anulando así las ventajas económicas y medioambientales del sistema bifuel.