El logo que lucen los automóviles de la marca Citroën desde hace más de cien años tiene un origen realmente curioso. No nació de un diseño gráfico encargado a un creativo sino de una inspiración industrial.
Todo se remonta al año 1900 cuando un joven ingeniero francés llamado André Citroën realizó un viaje que cambiaría para siempre su destino empresarial y que sentaría la imagen de su marca para siempre. Durante una visita a Polonia, Citroën observó unos engranajes con una forma peculiar de espiga en los molinos locales. Su ojo técnico inmediatamente captó las ventajas revolucionarias de este diseño: funcionamiento suave, operación silenciosa y durabilidad excepcional.
La visión empresarial de Citroën se materializó cuando adquirió la patente de estos engranajes especializados. En 1913, estableció la Compagnie des Engrenages Citroën en el prestigioso Quai de Grenelle de París, iniciando la fabricación de estos componentes en acero. Esta primera aventura empresarial no solo le proporcionó experiencia técnica, sino que también sentó las bases para la creación de su propia marca automovilística en 1919.

La espiga como base para el emblema de la marca
El símbolo que representaba esos engranajes en forma de espiga fue adoptado para presidir el frontal de los coches de la marca. El debut del doble chevrón llegó con los primeros vehículos de la marca, encabezados por el pionero Tipo A, que ya exhibían orgullosamente el distintivo símbolo en la parte superior de su radiador.
Por otro lado, la inquietud de André Citroën para expandir su marca le llevó a utilizar el logo coloreado en amarillo sobre un óvalo azul en campañas publicitarias que convirtieron la imagen del doble chevrón en omnipresente no solo en Francia, sino en toda Europa. Las iniciativas publicitarias de Citroën marcaron precedentes históricos: la marca se podía ver en las primeras señales de tráfico comerciales o en los primeros talleres oficiales.
El doble chevrón saltó a las calandras de los automóviles de Citroën con modelos emblemáticos como el Rosalie, al que seguiría el legendario Traction Avant hasta bien entrada la década de 1950.
El logo de Citroën se convierte en cisne
Igual que el «patito feo» se convierte en cisne en el cuento clásico de Hans Christian Andersen, una de las transformaciones más fascinantes del emblema Citroën ocurrió entre 1932 y 1935, cuando la marca añadió un cisne al doble chevrón. Esta creación fue obra del prolífico director artístico Pierre Louys, que quería simbolizar con el ave el confort y la seguridad que la marca buscaba transmitir a sus clientes con la introducción del motor flotante.
Esta tecnología de Citroën consistía en la aplicación de topes elásticos entre el motor y el chasis y representó un salto cuántico en la ingeniería del automóvil. La solución, que sigue utilizándose en la actualidad, amortiguaba las vibraciones del motor, ofreciendo grandes niveles de estabilidad y comodidad. Este diseño marcó un hito en la historia de la marca, reforzando su reputación como un fabricante ingenioso y técnicamente avanzado.

Con la era PSA llega el color
La formación del Grupo PSA marcó un punto de inflexión radical en la identidad visual de Citroën. En 1985, los chevrones se tiñeron de blanco y se enmarcaron en un cuadrado rojo que, por primera vez en la historia de la marca, se estableció como el color corporativo oficial.
El mítico Rojo Aden no solo se convirtió en sinónimo de la marca, sino que alcanzó estatus legendario gracias a los triunfos deportivos. Los éxitos de Sébastien Loeb pilotando los Xsara y C4 WRC rojos en el Campeonato Mundial de Rallies crearon una conexión emocional indeleble entre el color corporativo y la excelencia competitiva, consolidando la identidad visual de la marca durante décadas.
Un logo de futuro

El año 2022 marcó un nuevo capítulo en la saga visual del logo con la presentación de un distintivo completamente rediseñado que busca el difícil equilibrio entre respeto histórico e innovación contemporánea. Este nuevo emblema retoma la estética original de los chevrones, pero los reinterpreta con una sensibilidad visual que habla directamente a las audiencias del siglo XXI.
El diseño actual no es simplemente nostálgico; es profundamente estratégico. Honra la rica herencia de más de un siglo de innovación mientras articula visualmente el compromiso renovado de la marca con la movilidad sostenible y el diseño vanguardista. El nuevo logo de la marca francesa funciona como un puente entre la artesanía tradicional y la tecnología del futuro.