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Citroën. Así han evolucionado sus sistemas de frenado

Cuando se comenzaron a producir los primeros automóviles en serie, con velocidades de crucero bajas, los sistemas de frenado no eran uno de los elementos más importantes. En esa época, se utilizaban mecanismos derivados de los que se incorporaban en las carrozas. Para hacernos una idea, los automóviles normalmente viajaban a velocidades de entre 30 y 70 km/h en carreteras sin obstáculos, y no podían superar los 40 km/h en muchas vías irregulares.

Con el avance de los vehículos y las carreteras, Citroën cambió el rumbo con el lanzamiento del Traction Avant en 1934, que llegó con frenos hidráulicos en cada rueda. Además, este modelo estaba pensado para que pudiera alcanzar los 140 km/h y era muy importante que pudiera frenar en espacios reducidos.

Motor16

Más tarde, en el transcurso de la Segunda Guerra Mundail, Paul Magés, un técnico que trabajaba como diseñador en el Centro de Estudios Citroën, quiso revisar el sistema de frenado en vehículos comerciales. En 1947, Citroën presento el furgón Tipo H, el primer vehículo comercial moderno, con características contemporáneas y un sistema de frenado hidráulico en el que la presión se regulaba en función de la carga, gracias a una válvula situada en las barras de torsión traseras.

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Nacimiento del Citroën DS 19

Siete años más tarde, en octubre de 1955, Paul Magés volvió a sorprender con la presentación del Citroën DS 19, el primer automóvil de serie del mundo con frenos de disco ventilados en el eje delantero, con calibrado variable de la presión en función de la carga.

En 1970, el Citroën GS, el primer automóvil de gama media producido por la marca francesa, contaba con un sistema de frenado de alta presión, con dosificación automática de la frenada y cuatro frenos de disco en toda la gama. En los siguientes años, se perfeccionaron los sistemas de los vehículos como el CX25 GTi Turbo, que superaba los 220 km/h de velocidad máxima y fue el primero de la marca en equipar ABS de serie.

Ya en la década de los 2000, las normativas sobre homologación de vehículos comenzaron a no permitir el uso de un sistema que se encargue de varias funciones como en los Citroën hidroneumáticos, en el que se encargaba de alimentar frenos, dirección y suspensiones. Actualmente, la marca cuenta con diferentes tecnologías de ayuda a la conducción que intervienen automáticamente en los frenos.