Hace apenas una década, el llamado Cartel de Coches ocupaba titulares en todos los medios españoles. El escándalo destapó que casi todas las grandes marcas automovilísticas habían pactado de manera ilegal para inflar los precios de sus vehículos entre los años 2006 y 2013. El resultado: más de 9 millones de conductores en España pagaron de más por su coche, convirtiéndose en víctimas de una de las mayores prácticas de competencia desleal en Europa.
Sin embargo, a pesar del ruido mediático y de las sanciones impuestas por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el tema parece haber quedado relegado a un segundo plano. Hoy, pocos hablan de este fraude, y lo más sorprendente es que apenas un 10% de los afectados han iniciado los trámites para reclamar una indemnización que la justicia europea y española les reconoce. ¿Qué ha pasado para que un caso de tal magnitud esté en peligro de caer en el olvido?
1Cómo se destapó el mayor cartel del motor en españa

En 2015, la CNMC sancionó a una treintena de fabricantes y concesionarios por coordinar estrategias comerciales ilegales. Entre 2006 y 2013, las marcas compartieron información confidencial para mantener los precios artificialmente elevados. Esto significó que tanto particulares como empresas que compraron un vehículo durante ese periodo pagaron de más sin saberlo.
El impacto económico fue enorme: se estima que el sobreprecio aplicado alcanzó los 27.000 millones de euros. Para los conductores, esto se traduce en una indemnización media de 1.200 euros por coche, según las resoluciones judiciales que ya se están produciendo en los tribunales españoles.