Los conductores de Alcorcón, Móstoles e incluso Talavera de la Reina han encontrado un nuevo enemigo en su trayecto diario hacia Madrid: el carril autobús de la A-5. Lo que se vendió como una solución para mejorar la movilidad en la zona ha terminado por convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para miles de automovilistas que ven cómo el tráfico se ha vuelto aún más infernal.
Desde el 15 de enero, el Ministerio de Transportes decidió implementar un carril exclusivo para autobuses en la A-5, en el tramo comprendido entre Móstoles y la M-40. Esta medida se marca dentro del proyecto de soterramiento de la autovía, pero ha provocado un caos absoluto. Lo que en teoría debía facilitar el tránsito de los autobuses ha generado atascos kilométricos en horas punta y ha dejado una sensación de improvisación que los conductores no están dispuestos a tolerar.
4Los conductores, los grandes perjudicados.
Al final, como en muchas decisiones políticas sobre movilidad, los grandes afectados son los ciudadanos. Miles de conductores que cada mañana deben salir más temprano de casa para llegar a su destino con un margen de tiempo suficiente para sortear los atascos. La paciencia se agota y muchos ya han comenzado a buscar rutas alternativas para evitar este tramo de la A-5, aunque las opciones no son muchas.
Mientras el Ayuntamiento de Móstoles ha aprobado una propuesta para instalar al Gobierno a revisar la ubicación del carril autobús, el Ministerio de Transportes no da señales de que vaya a reconsiderar su decisión. Todo indica que la medida seguirá vigente, al menos hasta que se terminen las obras del soterramiento de la autovía, lo que podría prolongar el calvario de los conductores durante varios años.
En definitiva, el carril autobús de la A-5 se ha convertido en el mayor enemigo de los automovilistas de la zona suroeste de Madrid. Lo que se concibió como una solución ha resultado ser un problema mayor. Quizás sea hora de que las administraciones dejen de lado sus disputas políticas y comiencen a escuchar a quienes realmente sufren las consecuencias de sus decisiones: los ciudadanos.