comscore
miércoles, 27 agosto 2025

Dos camiones en marcha, una autopista y una moto… lo que ocurre es de no creer

Luc Ackermann lo ha vuelto a hacer: un backflip entre dos camiones en marcha sobre una autopista alemana que combina riesgo extremo, precisión milimétrica y espectáculo puro. Una maniobra que demuestra que el motocross freestyle no conoce límites.

En el mundo del motor siempre hay gestas que nos dejan sin aliento, hazañas que parecen sacadas de una película de acción pero que suceden en la vida real, protagonizadas por atletas que están dispuestos a desafiar la lógica y la física. El motocross freestyle es probablemente la disciplina que mejor representa esa unión entre riesgo, espectáculo y precisión. Y en esta ocasión, la atención mundial se ha detenido en Alemania, donde Luc Ackermann, uno de los nombres más reconocidos de esta modalidad, ha vuelto a demostrar por qué es considerado un auténtico fuera de serie.

El piloto germano se ha enfrentado a una de las maniobras más arriesgadas jamás vistas: ejecutar un backflip sobre una autopista, utilizando como rampa y zona de aterrizaje dos camiones en movimiento. No hablamos de un truco preparado en un estadio con todo calculado al milímetro bajo techo, sino de una acción en plena vía, con viento, asfalto caliente y la tensión de saber que un solo error podría tener consecuencias dramáticas. Y, sin embargo, Ackermann lo convirtió en un espectáculo que combina adrenalina, ciencia y un dominio absoluto de la moto.

2
Precisión matemática sobre ruedas

fuente: red bull

Aunque pueda parecer un acto de pura locura, en realidad el salto se diseñó con un nivel de detalle casi quirúrgico. La clave estaba en la sincronización: los dos camiones circulaban a velocidad constante sobre la autopista de Renania del Norte-Westfalia, y el tiempo de ejecución del truco se medía en décimas de segundo. Medio segundo separaba el despegue de un posible impacto contra la barrera lateral, lo que añadía una presión extra al piloto.

Para minimizar riesgos, Ackermann contó con la ayuda de su hermano Hannes, también piloto de freestyle motocross, que le dio la señal clave en el momento exacto del salto. Además, el científico deportivo Thomas Stoeggl analizó variables como el viento, la velocidad de los camiones y la resistencia del aire. Todo se reducía a un instante de máxima concentración en el que la moto debía convertirse en una extensión perfecta del cuerpo del piloto.

Publicidad