En el mundo del motor siempre hay gestas que nos dejan sin aliento, hazañas que parecen sacadas de una película de acción pero que suceden en la vida real, protagonizadas por atletas que están dispuestos a desafiar la lógica y la física. El motocross freestyle es probablemente la disciplina que mejor representa esa unión entre riesgo, espectáculo y precisión. Y en esta ocasión, la atención mundial se ha detenido en Alemania, donde Luc Ackermann, uno de los nombres más reconocidos de esta modalidad, ha vuelto a demostrar por qué es considerado un auténtico fuera de serie.
El piloto germano se ha enfrentado a una de las maniobras más arriesgadas jamás vistas: ejecutar un backflip sobre una autopista, utilizando como rampa y zona de aterrizaje dos camiones en movimiento. No hablamos de un truco preparado en un estadio con todo calculado al milímetro bajo techo, sino de una acción en plena vía, con viento, asfalto caliente y la tensión de saber que un solo error podría tener consecuencias dramáticas. Y, sin embargo, Ackermann lo convirtió en un espectáculo que combina adrenalina, ciencia y un dominio absoluto de la moto.
1La idea que parecía imposible

Todo comenzó con un reto: llevar el freestyle motocross más allá de los escenarios habituales y demostrar que la disciplina puede sorprender incluso en entornos inesperados. Red Bull, siempre detrás de los desafíos más extremos, puso los medios para que Ackermann llevara a cabo este salto histórico. La propuesta parecía de locos: arrancar desde un camión en movimiento, volar más de 40 metros a 9 metros de altura y aterrizar en otro camión que circulaba delante.
Ackermann, que ya tiene en su palmarés títulos mundiales y récords por saltos imposibles, no dudó en aceptar. Para él, el motocross es más que un deporte: es un lenguaje con el que se comunica con el público y una forma de probarse a sí mismo. “Quería demostrar que no hay límites cuando se combina preparación, valor y confianza en tu equipo”, declaró tras completar la maniobra.