Las cámaras de vídeo para coches, también llamadas dashcams, son dispositivos que graban lo que ocurre en la carretera desde el interior del vehículo, con fines de seguridad, prevención de accidentes o prueba ante un posible conflicto.
Sin embargo, el uso de estas cámaras también plantea problemas de protección de datos y privacidad de las personas que puedan ser captadas en las imágenes, así como de distracción al volante o de interferencia con la seguridad del vehículo. Por eso, la normativa que regula el uso de las cámaras en el coche es ambigua y variable según el país, y en España no existe una legislación específica al respecto.
5El mal uso de la cámara y las imágenes
Las compañías de seguros pueden solicitar una copia del vídeo para evaluar las circunstancias del accidente. Sin embargo, deben cumplirse ciertos requisitos según el RGPD, como la activación de la grabación antes y después del suceso, la limitación de la grabación al frente del vehículo, el difuminado de datos no relevantes y la ausencia de sonido.
Las multas por un uso ilegal de la cámara en el coche pueden ser significativas. Manipular la cámara durante la conducción conlleva una multa de 200 euros y la retirada de 3 puntos del carnet de conducir, mientras que si la cámara obstruye la visión, la multa es de 100 euros. Incumplir el RGPD puede resultar en sanciones determinadas por un juez, con multas que han alcanzado los 1000 euros en España por infracciones de este tipo.
