Llegas al coche después de dejarlo aparcado al sol y, en cuanto abres la puerta, una insoportable ola de calor te golpea de lleno. El volante arde, los asientos parecen una plancha y respirar dentro es casi imposible. La sensación, típica de los días tórridos del verano, no solo es incómoda, también peligrosa si no tomamos medidas para refrescar el habitáculo antes de ponernos en marcha.
Un coche expuesto al sol puede superar los 60 °C en minutos. Y conducir en esas condiciones no es ninguna broma. Según la DGT, circular con 35 grados dentro del vehículo equivale a hacerlo con una tasa de alcoholemia de 0,5 g/l en sangre. Por eso, enfriar el interior no es solo cuestión de confort, sino también de seguridad. La buena noticia es que existen trucos para lograrlo fácilmente.
6Seguridad y confort, dos caras de la misma moneda
Enfriar el coche no es solo cuestión de comodidad, también es por seguridad. El calor excesivo provoca cansancio, disminuye la atención y ralentiza los reflejos. Mantener la temperatura interior bajo control es fundamental para reducir riesgos en la carretera, especialmente en trayectos largos o en horas de máxima exposición solar.
Dedica unos minutos antes de arrancar a ventilar bien el coche, regular el aire acondicionado y asegurarte de que el habitáculo está en condiciones. Una conducción más fresca y confortable se traduce en una mayor seguridad. Y con los trucos del mando a distancia, es mucho más sencillo lograrla.
