Llegas al coche después de dejarlo aparcado al sol y, en cuanto abres la puerta, una insoportable ola de calor te golpea de lleno. El volante arde, los asientos parecen una plancha y respirar dentro es casi imposible. La sensación, típica de los días tórridos del verano, no solo es incómoda, también peligrosa si no tomamos medidas para refrescar el habitáculo antes de ponernos en marcha.
Un coche expuesto al sol puede superar los 60 °C en minutos. Y conducir en esas condiciones no es ninguna broma. Según la DGT, circular con 35 grados dentro del vehículo equivale a hacerlo con una tasa de alcoholemia de 0,5 g/l en sangre. Por eso, enfriar el interior no es solo cuestión de confort, sino también de seguridad. La buena noticia es que existen trucos para lograrlo fácilmente.
3El aire acondicionado es imprescindible
Una vez ventilado, el aire acondicionado toma el protagonismo para alcanzar la temperatura de confort recomendada por la DGT: entre los 21 y 23 grados. Encenderlo al menos dos minutos antes de ponerte en marcha ayuda a estabilizar el ambiente, evitando que conductor y pasajeros sufran los efectos negativos del calor excesivo.
Eso sí, cuidado con hacer un mal uso del aire acondicionado, pues incrementa el consumo de combustible. Para optimizar su rendimiento, lo mejor es comenzar con las ventanillas ligeramente abiertas, favoreciendo que el aire caliente salga más rápido, y después cerrarlas para que el sistema funcione de forma eficiente.
