Un coche aparcado al sol, una lata de una bebida energética y varias escenas que han incendiado las redes sociales. En los últimos días, se ha hecho viral un vídeo en el que varios usuarios vierten una lata de Red Bull sobre el parabrisas de su coche, y lo que provoca es que se agriete o reviente en cuestión de segundos. ¿Magia? ¿Un montaje?
El vídeo lo ha difundido un perfil de limpieza y detailing de vehículos, y lógicamente ha generado sorpresa y confusión entre muchos de conductores. Es una bebida que puedes comprar en cualquier supermercado conocido, incluso tomarla habitualmente cerca de tu coche. Entonces, ¿cómo es posible que algo tan común provoque ese efecto?
2¿Por qué podría romperse un cristal con una bebida?

Lo primero que hay que aclarar es que un parabrisas no se rompe tan fácilmente. Está fabricado con cristal laminado y formado por varias capas de vidrio y una lámina plástica intermedia que evita que se estalle al recibir un golpe. De ahí que sea capaz de aguantar cuando nos salta una piedrecita a alta velocidad en la carretera
En cualquier caso, sí que hay situaciones en las que puede agrietarse o romperse por completo sin necesidad de sufrir un golpe fuerte. Uno de los factores más importantes, y lo que parece que explica este vídeo, es el choque térmico. Si el cristal está muy caliente —al estar a pleno sol durante un día de mucho calor, por ejemplo— y viertes una bebida fría —como un Red Bull recién sacado del frigorífico— la diferencia de temperatura puede provocar tensiones internas. Y si el parabrisas ya tiene alguna fisura previa, es probable que el cristal estalle de esta manera.
Además, es importante tener en cuenta que el Red Bull y otras bebidas energéticas contienen ingredientes ácidos, como el ácido cítrico, además de azúcar, cafeína y carbohidratos. Aunque no son sustancias corrosivas al nivel de un limpiador químico, sí que pueden interactuar con materiales como las gomas del parabrisas o dañar algún tratamiento que tenga el cristal.
No es que la bebida por sí misma tenga un poder explosivo, sino que actúa como ‘detonante’ cuando se cumplen condiciones concretas, como una temperatura elevada, un cristal con algún golpe o una presión puntual.