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El invento de los ayuntamientos pequeños para multiplicar sus ingresos por multas

En los últimos años, los ayuntamientos de pequeñas poblaciones han encontrado una nueva forma de incrementar sus ingresos mediante el uso de radares de velocidad. Lo que inicialmente era una herramienta para garantizar la seguridad vial, se ha transformado en una estrategia recaudatoria que afecta principalmente a los conductores locales.

Este fenómeno, que podría parecer insignificante en comparación con las grandes ciudades, ha generado una notable controversia en estos municipios. Los ayuntamientos se ponen las botas.

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La estrategia de los radares rotatorios

Speed control with a laser ally.

Una de las tácticas más efectivas que han implementado estos ayuntamientos es el uso de radares rotatorios. En Boadilla del Monte, por ejemplo, los agentes disponen de seis casetas para radares, pero solo tres de ellas contienen realmente un radar. Las otras tres permanecen vacías, creando una constante incertidumbre entre los conductores que nunca saben si están siendo vigilados o no.

Esta técnica tiene un efecto disuasorio significativo. La simple duda sobre si una caja de radar está operativa o vacía obliga a los conductores a reducir la velocidad para evitar multas. De este modo, aunque solo haya tres radares operativos, el impacto en la conducta de los conductores es mucho mayor, ya que todos se ven obligados a respetar los límites de velocidad para evitar sanciones.