En los últimos años, miles de conductores de coches diésel han sufrido una avería tan costosa como frustrante: la acumulación de carbonilla en el sistema de escape, concretamente en el catalizador y el filtro de partículas. Este enemigo oculto puede provocar fallos de miles de euros, dejar el coche sin potencia y causar repetidas visitas al taller.
La avería afecta sobre todo a los coches diésel fabricados a partir del 2000, momento en que la normativa de emisiones obligó a las marcas a incorporar sistemas anticontaminación más sofisticados. Lo que iba a beneficiar al medio ambiente ha terminado siendo un dolor de cabeza para muchos conductores. Pero, por fortuna, existe una solución tan sencilla como eficaz.
5¿Sirven para algo los aditivos anticarbonilla?

En el mercado existen numerosos aditivos que prometen evitar las averías, mantener limpio el sistema de escape y facilitar las regeneraciones. Se añaden al depósito de combustible y ayudan a reducir la formación de hollín, mejorando la combustión y favoreciendo la limpieza interna del motor. Pero si haces trayectos largos con frecuencia, probablemente no los necesites.
Estos productos pueden ser útiles en casos en que el uso del vehículo es muy urbano o se sospecha que el sistema ya está empezando a obstruirse. Pero tenlo en cuenta: no todos los aditivos son iguales, y conviene optar por marcas reconocidas o recomendadas por el propio fabricante del coche.