En los últimos años, miles de conductores de coches diésel han sufrido una avería tan costosa como frustrante: la acumulación de carbonilla en el sistema de escape, concretamente en el catalizador y el filtro de partículas. Este enemigo oculto puede provocar fallos de miles de euros, dejar el coche sin potencia y causar repetidas visitas al taller.
La avería afecta sobre todo a los coches diésel fabricados a partir del 2000, momento en que la normativa de emisiones obligó a las marcas a incorporar sistemas anticontaminación más sofisticados. Lo que iba a beneficiar al medio ambiente ha terminado siendo un dolor de cabeza para muchos conductores. Pero, por fortuna, existe una solución tan sencilla como eficaz.
4Lo que no debes hacer (y muchos hacen)
Un error común es apagar el coche justo cuando se está realizando la regeneración. Si el proceso se interrumpe varias veces, el sistema puede entrar en modo de fallo permanente, y entonces ya no es posible regenerar de forma automática. La única salida será llevar el vehículo al taller, donde podrán forzarla o, en el peor de los casos, sustituir el filtro, cuyo coste puede superar los 1.000 €.
Tampoco es recomendable forzar el motor en frío o intentar limpiar el sistema conduciendo a muy altas revoluciones durante poco tiempo. Lo ideal es una circulación constante en carretera, sin sobresaltos ni acelerones bruscos, y durante el rato suficiente para que el motor alcance la temperatura adecuada y mantenga el ciclo activo.