La DGT ha fijado el próximo 1 de enero de 2026 como fecha límite para que los triángulos de emergencia cedan el testigo a las balizas V‑16 conectadas al sistema DGT 3.0. Según la institución, esta evolución mejorará la seguridad vial al permitir señalizar una avería sin salir del vehículo y alertar a otros conductores en tiempo real. Sin embargo, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), a través de su portavoz Diego Madrazo, ha cuestionado duramente la utilidad y visibilidad de estos dispositivos, advirtiendo de posibles efectos adversos en zonas de poca visibilidad y curvas. Una polémica que divide opiniones y que coloca a la V‑16 en el disparadero.
La AUGC argumenta que sustituir los indicadores tradicionales por una pequeña luz amarilla podría resultar contraproducente y crear una falsa sensación de protección. En su opinión, hay casos en que la señal puede no ser advertida a tiempo, provocando accidentes graves en tramos complejos. A continuación, analizamos en detalle las posturas enfrentadas, los riesgos mencionados y lo que se debe esperar antes de que la baliza se convierta en el estándar legal.
2Visibilidad limitada y falsa sensación de seguridad

La AUGC insiste en que la luz V‑16 puede inducir un engañoso sentimiento de seguridad. Según advierten, muchos conductores optarán por quedarse dentro del vehículo tras encenderla, en lugar de buscar una posición más segura detrás de un quitamiedos o en una zona de refugio. La consecuencia puede ser crítica si otro vehículo no la detecta con antelación y no logra frenar a tiempo.
El problema se agrava en condiciones diurnas adversas, como con sol bajo, niebla o lluvia intensa. Según fuentes extraoficiales de conductores, la baliza puede pasar prácticamente desapercibida en contraste con la señalización convencional. Esto lleva a pensar que, en lugar de prevenir, estas luces podrían generar un efecto contrario y ser parte causal en accidentes.