El nuevo deportivo de Audi combina unas prestaciones de infarto con espacio y versatilidad para el uso diario. En la maleta de novedades, el RS 4 Avant más eficaz de la historia guarda un motor 2.9 TFSI biturbo completamente rediseñado que sustituye al atmosférico, un peso que respecto al modelo anterior se reduce en 80 kilos, un consumo reducido un 17 por ciento, un cambio Tiptronic de 8 velocidades y convertidor de par con ajustes específicos más deportivos que viene a sustituir al S Tronic de doble embrague y 7 marchas, y una suspensión deportiva RS de serie que rebaja la altura de la carrocería 7 milímetros respecto al S4 con suspensión deportiva. Como no podía ser de otra forma, el nuevo RS 4 Avant puede llevar en opción dirección dinámica RS, frenos cerámicos y suspensión RS sport plus con Dynamic Ride Control y regulación de dureza.
Aunque Audi Sport ha confirmado que en 2020 tendrá su primer deportivo totalmente eléctrico, la filial encargada de los deportivos de la casa sigue desarrollando nuevos motores de gasolina de alto rendimiento. Por eso el RS 4 Avant estrena el motor V6 2.9 Biturbo que recientemente probamos en el RS 5 y que sustituye al V8 4.2 FSI atmosférico, con la misma potencia de 450 CV pero una espectacular ganancia de par, que pasa de 43,9 a 61,2 mkg. Gracias a esto y a la disminución de peso total, el nuevo deportivo de la marca de los cuatro aros acelera de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos, 0,6 segundos más rápido que antes. Mientras que la velocidad máxima pasa, con el paquete RS dynamic, de 250 a 280 km/h. El consumo, que como decíamos se ha reducido un 17 por ciento frente al modelo anterior, ha pasado a homologar 8,8 l/100 km, una cifra insólita si tenemos en cuenta peso y potencia.
Nuevo motor
Como ya comprobamos en el RS 5, responde con rabia y contundencia pero a su vez de forma progresiva, sin baches o vacíos de potencia o empuje. Y siempre acompañado de un sonido embriagador que envenena. Y como la dinámica del coche acompaña, conducir el nuevo RS 4 Avant por una carretera de montaña es un placer incalculable. Los adelantamientos son visto y no visto gracias a la aceleración y a lo decidido del empuje de su propulsor biturbo. Y los cambios, mediante las levas de buen tamaño situadas en el volante, son tan rápidos que solo un experto se dará cuenta de que no maneja un S Tronic, demostrando que una buena puesta a punto deportiva de este elemento, dotado de convertidor de par, permite olvidar fácilmente las tan de moda cajas de doble embrague, en teoría más rápidas. Otra de las jugadas maestras del RS 4 Avant es su tracción integral permanente quattro con diferencial central mecánico, única en el segmento. En situaciones normales el sistema realiza un reparto entre ejes del 60 por ciento atrás y el 40 por ciento delante, consiguiendo con ello sensaciones más deportivas y cierta tendencia al sobreviraje. En caso de que algunos de los ejes pierda agarre al acelerar, gran parte de la fuerza se manda al contrario, con un máximo del 70 por ciento al tren delantero y un 85 por ciento al tren trasero.
En el interior del RS 4 Avant se respira deportividad y calidad a partes iguales. Y como ocurre en cada Audi, en pocos segundos se alcanza la postura de conducción más cómoda, sea cual sea la estatura y corpulencia del usuario. Todo está a mano, todo se maneja con facilidad y todo se ve bien. Y para rematar, el espacio de carga ofrece 505 litros -15 más que antes-, ampliables hasta los 1.510 si abatimos los respaldos.
Lógicamente un deportivo como este no puede ser barato. Pero aunque los 96.900 euros pueden parecer exagerados, basta echar un vistazo al equipo de serie o rodar una hora con el coche en una vía de montaña para valorar el trabajo del equipo técnico de Audi Sport, división de la firma de los cuatro aros a la que se quiere dar más importancia de ahora en adelante. Y desde luego, con aparatos como este RS 4 Avant lo van a conseguir sin mucho esfuerzo.