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Así son los pequeños «parabrisas» de los monoplazas de la Fórmula 1

La próxima temporada de de Fórmula 1, que dará comienzo el 20 de marzo en Baréin, contará con un nuevo reglamento, que trae consigo una gran dispersión en las soluciones aerodinámicas de los monoplazas que entrarán en competición. Una de las cosas más llamativas de estos es que no tienen un parabrisas tal y como lo entendemos en los coches de calle, pero sí incorporan dos elementos cuyo trabajo conjunto cumple con algunas de sus funciones.

El primero de los dispositivos es el denominado «Halo», que se encarga de proteger la zona de la cabeza del piloto en caso de vuelco y de golpes contundentes. Está fabricado en titanio de grado 5 y es capaz de resistir 125 Kilonewtons (12,7 toneladas) de fuerza. El segundo elemento es un pequeño deflector transparente ubicado justo delante del piloto, que desvía el flujo aerodinámico de alta velocidad hacia arriba, y crea un flujo de baja velocidad en la zona del habitáculo. El objetivo es que el viento no impacte directamente en la cabeza del piloto y reducir la suciedad que llega a la pantalla del casco.

Motor16

Halo VS Aeroscreen

El parabrisas Aeroscreen de la Indycar es una pantalla balística laminada de policarbonato con un marco de titanio que soporta 150 Kilonewtons, que incorpora un revestimiento anti reflectante, un sistema antivaho y láminas «tear-off» que el piloto puede ir despegando a lo largo de la carrera en caso de que haya suciedad.

Esta solución no se ha adaptado en la F1 por diferentes motivos. Uno de ellos, por la pureza de diseño y filosofía de los coches que allí compiten. En la máxima categoría del automovilismo siempre han participado monoplazas abiertos, mientras que los automóviles «cerrados» compiten en otras, como los turismos, GTs o prototipos de resistencia para Le Mans.