En pleno agosto, cuando el calor sofocante predomina en gran parte del mundo, es difícil imaginar las extremas condiciones que se viven en el Ártico, donde las temperaturas pueden caer hasta los -60 grados Celsius. Mientras que la mayoría de nosotros no necesitamos técnicas especiales para arrancar nuestros vehículos en esta época del año, en esas partes necesitaban emplear cualquier tipo de medida para arrancar los coches.
Allí encender el automóvil no era una tarea simple, y en décadas pasadas, los métodos utilizados eran sorprendentes, incluyendo algo tan extremo como encender una fogata bajo el motor. Y es que se viralizó un video en el que se ve este método que se usaba hace varios años para poder darle encendido al motor. Eran fogatas abajo de cada carro hasta que se calentara.
El video de cómo se prendían los coches en el Ártico
Esta sorprendente práctica se remonta a los años 60 en el norte de Rusia, un tiempo y lugar donde la vida de los camioneros era particularmente dura. En esa época, los conductores de los camiones Zil-130, fabricados por la empresa soviética Zil, enfrentaban desafíos titánicos para poner en marcha sus vehículos en temperaturas que podían descender hasta niveles impensables.
Estos camiones eran sometidos a rigurosas pruebas en las condiciones más extremas del Ártico, y las soluciones ingeniosas para mantenerlos en funcionamiento aún hoy llaman la atención. Esto se debe a que el aceite del motor se volvía tan espeso que los vehículos no podían arrancar. La solución más directa y rudimentaria que encontraron los camioneros fue encender una hoguera bajo el cárter del motor. Aunque esta técnica puede sonar peligrosa hoy en día, en ese momento era una medida de supervivencia en un entorno donde las alternativas eran limitadas.
De a poco se fue abandonando este método

Con el tiempo, se introdujeron innovaciones más seguras y efectivas en el Ártico y en otras locaciones con tan bajas temperaturas. Una de ellas fue el uso de lámparas de llama para calentar directamente el baño de aceite del motor. Estas lámparas permitían calentar el aceite de manera más controlada y efectiva, facilitando así el arranque del motor sin necesidad de encender un fuego debajo del vehículo.
Además, los camiones Zil-130 estaban equipados con cabinas que podían alcanzar temperaturas internas de hasta +20 grados Celsius, a pesar de que afuera el termómetro marcara -50 grados. Este notable logro se conseguía gracias al uso de calefacción original y doble acristalamiento, lo que proporcionaba un mínimo de confort en condiciones extremas.