La seguridad en carretera se ha convertido en uno de los grandes retos de la movilidad. Aunque los avances en los automóviles han sido enormes gracias a los sistemas ADAS, los motoristas seguían siendo un colectivo especialmente vulnerable. Una caída, un despiste o un error de otro conductor tienen consecuencias mucho más graves cuando se viaja sobre dos ruedas.
Por ello, la industria ha desarrollado los sistemas ARAS (Advanced Rider Assistance Systems): un conjunto de tecnologías que utilizan sensores, radares y cámaras para anticiparse al peligro y ayudar al motorista en situaciones críticas. No sustituyen al conductor, pero sí lo acompañan, aumentando sus reflejos y su capacidad de reacción.
4Tecnologías clave que salvan vidas

Dentro de este universo de innovaciones, destacan algunos sistemas que ya están llegando al mercado. El control de crucero adaptativo regula la velocidad automáticamente para mantener la distancia de seguridad con el vehículo de delante, algo muy útil en autopista. Por su parte, la detección de ángulo muerto ayuda a evitar sustos cuando cambiamos de carril.
El frenado automático de emergencia y la alerta de colisión frontal son otros dos ejemplos. Si el motorista no reacciona a tiempo, la moto puede frenar por sí sola o advertirle del riesgo inminente. Y en carreteras secundarias, la asistencia en curvas y estabilidad analiza en tiempo real la inclinación y el agarre, ayudando a mantener el control incluso en situaciones delicadas.