Aparcar en la ciudad puede ser misión imposible. La escasez de plazas y las normativas locales lo convierten en todo un reto para los conductores. Después de largo rato dando vueltas, uno puede caer en la tentación de estacionar donde no debe, como delante de un garaje sin placa de vado. Pero, ¿qué ocurre realmente si lo haces?
Al no estar señalizado, puede parecer que aparcar frente a un garaje está permitido. ¿Acaso hay cartel alguno que lo prohíba? Pues cuidado, porque según determina el Reglamento General de Circulación (RGC), esta suposición puede salirte muy cara. ¿Por qué? A continuación, te lo explicamos.
1El caos del aparcamiento urbano

El coche sigue siendo el rey del transporte para muchos ciudadanos. Esa dependencia del vehículo privado hace que miles de conductores se enfrenten cada día al mismo problema: encontrar dónde aparcarlo. Y cuando el tiempo aprieta y el cansancio se acumula, es fácil tomar decisiones cuestionables.
Fruto de la desesperación, lo terminamos dejando en zonas de carga y descarga fuera del horario permitido, o en plazas para personas con movilidad reducida, entre otros. Pero el caso más habitual, y aparentemente inofensivo, es aparcar delante de una puerta de garaje que no tiene la señal de vado permanente. Muchos piensan que, si no hay placa, no pasa nada. Grave error.