En el exclusivo Principado de Mónaco, donde el lujo, el glamour y la ostentación forman parte de la vida cotidiana, hay un rincón especialmente conocido por su sofisticación: el Casino de Montecarlo. Este icónico lugar no solo es famoso por sus mesas de juego y sus visitantes ilustres, sino también por la llamativa colección de superdeportivos y vehículos de alta gama que desfilan diariamente por su entrada principal. En este escenario, los aparcacoches no solo tienen el privilegio de conducir auténticas joyas sobre ruedas, sino también de obtener ingresos que rozan lo increíble, todo gracias a las propinas.
Lejos de ser un simple trabajo temporal, el oficio de aparcacoches en este rincón del mundo se ha convertido en una ocupación muy codiciada. La razón principal: las impresionantes cantidades de dinero que estos trabajadores pueden llegar a embolsarse solo en gratificaciones. A diferencia de otros países donde las propinas pueden ser esporádicas o modestas, en Mónaco alcanzan cifras tan elevadas que muchos pensarían que se trata de una exageración. Pero no, la realidad es que los aparcacoches del casino ganan, en ocasiones, más que un ejecutivo promedio.
2Propinas que superan cualquier expectativa

Uno de los aspectos más sorprendentes del trabajo de aparcacoches en Montecarlo es el volumen de propinas que pueden recibir. A diferencia de otros lugares donde una propina estándar puede rondar los 5 o 10 euros, aquí los billetes de 50 y 100 euros son moneda corriente. Se han documentado casos de clientes que, sin pensarlo dos veces, dejan 200 euros por el simple hecho de que su coche sea entregado rápidamente, sin esperas.
Durante eventos de gran calibre, como el Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco o la gala del Baile de la Rosa, los ingresos de los aparcacoches se disparan. En esas fechas, pueden llegar a recibir entre 7.000 y 10.000 euros en solo una semana, únicamente en propinas. Esto sin contar el salario fijo que reciben por parte del establecimiento. En consecuencia, en temporada alta, los ingresos mensuales de un aparcacoches pueden superar holgadamente los 15.000 euros. Una cifra nada despreciable por un trabajo que, aunque exigente, no requiere estudios universitarios.