El 14 de septiembre de 1991, las calles de París fueron testigos de un evento que marcó la historia del automovilismo: la presentación oficial del Bugatti EB110 con Alain Delon como protagonista. Fue el anuncio de un superdeportivo que combinaba ingeniería de punta con diseño icónico. Y quien mejor para ser el rostro de este momento que el legendario actor francés, quien no solo se encargó de develar el vehículo, sino también de hacerlo rugir mientras cruzaba los Campos Elíseos.
La presentación fue un despliegue de lujo y sofisticación. En la Explanada de la Défense, rodeado de docenas de antiguos modelos de Bugatti, el EB110 esperó su momento de gloria bajo una lona azul. Con la presencia de 5.000 espectadores y periodistas, Delon se encargó de desvelar este superdeportivo de 560 caballos de fuerza, un coche que prometía revolucionar la industria automotriz.
Las características del Bugatti que presentó Alain Delon
El Bugatti EB110 no era solo una obra de arte sobre ruedas; también representaba un avance tecnológico significativo. Diseñado por Nicola Materazzi, conocido por su trabajo en el Ferrari F40, el coche enfrentó numerosos desafíos durante su desarrollo. Problemas como la falta de rigidez de la carcasa de aluminio y la compleja adaptación del ABS a la tracción total fueron superados con innovaciones que hicieron del EB110 un referente en su época.
Su carrocería de carbono, dos veces más resistente que la de aluminio, y su capacidad de alcanzar los 342 km/h en el anillo de velocidad de Nardo, Italia, lo consolidaron como un superdeportivo sin igual. Alain Delon, quien siempre ha sido un ícono de estilo y elegancia, encarnó a la perfección el espíritu del EB110. Su presencia en el evento no fue casualidad; representaba la mezcla de tradición y modernidad que Bugatti buscaba transmitir con este modelo.
El final del evento a la altura de Bugatti y Alain Delon
El evento culminó con una cena de gala en el invernadero del Palacio de Versalles, donde 1.800 invitados celebraron el nacimiento de este Bugatti EB110 valorado en 2,1 millones de francos. Pero la historia del EB110 no terminó allí. En mayo de 1993, la versión SuperSport, con 600 caballos de fuerza y un peso 200 kg menor, estableció un nuevo récord de velocidad en Nardo, alcanzando los 351 km/h.
Hoy, aquel día en que Alain Delon hizo rugir el superdeportivo por las calles de París sigue siendo recordado como un momento único en la historia del automovilismo. No solo marcó el renacimiento de una marca legendaria, sino que también demostró que los coches pueden ser mucho más que máquinas: pueden convertirse en arte en movimiento.
