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Agresividad al volante. Una conducta contagiosa

Una muestra de amabilidad o un acto agresivo pueden desencadenar un efecto dominó, que conduzca a una situación cómoda y segura o agobiante y peligrosa para entre los conductores. Se desprende de la encuesta realizada por el fabricante de neumáticos Goodyear y la London School of Economics and Political Science (LSE) entre casi 9.000 conductores de 15 países europeos.

El 87% de los preguntados coinciden en que la amabilidad de una persona al volante puede inducirles a ser cordiales con otro conductor durante el mismo trayecto. Por contra, algo más de la mitad (55%) admitía que cuando un conductor provoca enfado o irritación, es probable que se responda con malas maneras a otros, que nada tienen que ver, para desahogarse.

«Los conductores que nos rodean crean un contexto fundamental, al que vamos respondiendo según avanza nuestro trayecto», declara Chris Tennant, de la LSE, responsable de la investigación, que amplía: «Al compartir el espacio de la carretera con los demás, los conductores suelen aplicar la lógica de la reciprocidad. Sin embargo, como se producen muchas interacciones en muy poco tiempo, esta reciprocidad a menudo se vuelve indirecta: nuestra respuesta se dirige a un conductor diferente del que la provocó».

Reacción en cadena

El estudio muestra la necesidad de comprender cómo la actitud de los demás conductores puede llevar a cualquiera a conducir de forma menos segura, incluso a personas que, en otras circunstancias, no se considerarían conductores problemáticos. «La etiqueta en la carretera importa a los conductores», explica Tennant.

Al ver videos de interacciones al volante, algo menos del 10% negó la importancia de las muestras de cortesía, mientras la mayor parte de los encuestados mostraron su acuerdo en la importancia de gestos como dar las gracias. No tuvieron problemas en reconocer que cuando no les dan las gracias, es más probable que en el siguiente cruce muestren menos amabilidad. Entre la amplia gama de conductas que fomentan el antagonismo, el estudio define las estrategias para colarse en incorporaciones con tráfico denso, no respetar la distancia de seguridad, el uso incorrecto de los intermitentes o no mantenerse en el carril correspondiente en la autopista.

En las entrevistas, fue generalizada la admisión de que se comportan de esta manera, muchas veces sin darse cuenta, pudiendo desencadenar un efecto dominó de interacciones negativas. Según Olivier Rousseau, Vicepresidente de Neumáticos para Turismo de Goodyear para Europa, Oriente Medio y África: «La carretera no suele percibirse como un lugar de interacción social, especialmente uno en el que se deban respetar las buenas maneras. De hecho, nuestra investigación sobre seguridad vial demuestra que muchos conductores ven a los demás coches como máquinas anónimas y no como vehículos que llevan a un ser humano en su interior».

Pero «los conductores deben recordar que su comportamiento afecta a los demás» concluye Rousseau, añadiendo que «muestro estudio sugiere que la conducta agresiva y guerrera al volante de un sólo conductor puede dar pie a una cadena de actitudes entre los demás conductores capaz de desembocar en situaciones peligrosas o incluso en un accidente al cabo de un tiempo, cuando el primer causante ya se ha marchado» y remachando la idea de que «nos corresponde a todos detener esta reacción en cadena».

Ser desconsiderado

Por su parte, el responsable de la investigación, Chris Tennant especifica: «hay muchas formas de ser desconsiderado en la carretera: creyéndose superior, siendo competitivo, gesticulando, intimidando… y todas provocan que aumente y se intensifique un tipo de conducción descortés y potencialmente insegura», sin embargo, continúa el profesor de la LSE, «sólo existen unas cuantas formas de ser educado, pero esos pocos gestos son muy poderosos». Permitir a los otros pasar cuando hay mucho tráfico, establecer contacto visual y agradecer cuando te permiten adelantar, disculparse cuando se entorpece a alguien, sirve para potenciar una conducción considerada, de la cual nos beneficiamos todos, concluye Tennant.

El estudio fue diseñado para analizar las interacciones entre conductores y sus actitudes entre sí, así como su efecto sobre la conducción temeraria. Consistió en una encuesta cualitativa y entrevistas a conductores en el Reino Unido e Italia, así como una encuesta online a cerca de 9.000 conductores de Bélgica, Republica Checa, Alemania, Francia, Italia, los Países Bajos, Polonia, Rumania, Rusia, Suecia, Turquía, Eslovenia, España, el Reino Unido y Austria.