La plaza de garaje es uno de los bienes más codiciados en las grandes ciudades. No solo por la comodidad de tener un espacio seguro para el coche, sino también por el precio al que cotiza en el mercado inmobiliario. Sin embargo, muchos propietarios creen que al tratarse de una propiedad privada pueden hacer con ella lo que quieran, desde almacenar muebles hasta montar un taller improvisado.
Pero nada más lejos de la realidad. La legislación española establece límites muy claros sobre qué se puede y qué no se puede hacer en un garaje comunitario. Porque aunque se trate de un elemento privativo, existen normas que lo vinculan directamente con la convivencia vecinal.
2El papel de los estatutos de la comunidad

Más allá de la normativa estatal, los estatutos de cada comunidad tienen un papel decisivo. Son los que aclaran los límites de uso del garaje y fijan sanciones en caso de incumplimiento. El artículo 9.1 de la Ley de Propiedad Horizontal obliga a todos los vecinos a respetar las instalaciones generales, mientras que el 394 del Código Civil recuerda que las zonas comunes solo pueden usarse para el fin que les corresponde.
Almacenar bicicletas, remolques o cajas en una plaza de garaje suele ir en contra de las normas. Los estatutos pueden prohibir este tipo de usos; y si no existen estatutos, la interpretación queda en manos de la legislación local o de los tribunales«, detalla el abogado. Esto explica por qué en algunos edificios se permite aparcar motos junto al coche y en otros está prohibido.