Con la llegada del otoño, muchas cosas cambian en nuestro día a día: bajan las temperaturas, sube la humedad ambiental, las lluvias son más frecuentes y las hojas cubren las carreteras. Tu coche también lo nota. Lo que durante los meses veraniegos parecía funcionar bien, puede empezar a fallar. Ya no es solo cuestión de frío o de lluvias; son los efectos acumulados del calor, el polvo, trayectos largos y desgaste que ahora se manifiestan con más facilidad.
Si no haces una puesta a punto, lo que empieza como un pequeño problema puede convertirse en una avería considerable, costosa, que no solo afecte a tu comodidad sino también al bolsillo. En algunos casos, reparar ciertos componentes al otoño puede salir por hasta 3.000 euros o más, dependiendo del modelo del coche, la gravedad y si se deja el fallo sin atender mucho tiempo.
3Neumáticos gastados o presión incorrecta: el riesgo silencioso para el coche

El otoño trae carreteras mojadas, hojas húmedas, cambios de temperatura por la mañana y por la tarde, y mayor probabilidad de aquaplaning. Si los neumáticos están muy gastados, con dibujo bajo, o tienen la presión baja (o alta), pierden adherencia, y eso se traduce en frenazos fallidos, pérdida de control e incluso accidentes.
Sustituir las cuatro ruedas puede costar entre 600 y 1.200 euros dependiendo de la marca, tipo de neumático (todo tiempo, invierno o verano). Si añades la posibilidad de que al ir mal los neumáticos afecten la suspensión, llantas o alineación, el coste se eleva aún más.