Conducir un vehículo implica una enorme responsabilidad. No solo hay que respetar las normas de tráfico, sino también tener la capacidad física y mental adecuada para hacerlo de forma segura. Por ello, la Dirección General de Tráfico (DGT), junto con el Reglamento General de Conductores, establece una serie de restricciones médicas que impiden obtener, renovar o mantener el permiso de conducción si se padecen determinadas enfermedades. La razón es clara: proteger la seguridad del propio conductor y de los demás usuarios de la vía.
De hecho, según los expertos de Cleverea, compañía especializada en seguros para automóviles y motos, circular con una enfermedad que inhabilite para conducir sin tener un informe médico favorable puede acarrear multas de hasta 6.000 euros, y lo que es peor: dejar al conductor sin cobertura del seguro en caso de accidente. A continuación, repasamos las diez patologías más comunes que pueden suponer una barrera para seguir al volante.
7Enfermedades metabólicas: la diabetes, bajo control de la DGT

La diabetes es uno de los trastornos más comunes entre los conductores. Aquellos que requieran insulina deben aportar un informe médico que acredite un control adecuado de su enfermedad. Las hipoglucemias agudas y recurrentes suponen una restricción importante si conllevan pérdida de conciencia.
Asimismo, enfermedades endocrinas como las tiroideas o adrenales también deben estar bajo control y con informes médicos que indiquen que no comprometen la conducción.