El pasado viernes 19 de diciembre, los bomberos y la Policía Municipal de Madrid tuvieron que cortar el tráfico en el túnel de Bailén para retirar un tráiler que se quedó atascado. Pero lo más surrealista de esta historia no es el atasco monumental que se formó, ni siquiera el destrozo de la carga del camión.
Lo que de verdad te va a dejar con la boca abierta es la reacción del conductor cuando le preguntaron cómo había acabado ahí. Lo que alega este camionero te va a hacer mirar tu móvil con otros ojos la próxima vez que conduzcas.
Caos en el túnel de Bailén
Un inmenso tráiler cargado de vehículos nuevos se adentró en el túnel de Bailén, en pleno distrito de Moncloa-Aravaca, el viernes 19 de diciembre alrededor del mediodía.
El problema que se generó fue debido a un detalle que el conductor pasó por alto: la altura. El túnel tiene un gálibo máximo permitido de 3,85 metros. El camión, con su carga de coches en el piso superior, superaba esa medida. El resultado fue inevitable: el vehículo se quedó encajado contra el techo del túnel.
El impacto no solo detuvo en seco al camión, sino que aplastó los techos de dos de los coches que transportaba en la plataforma superior. Afortunadamente no hubo daños personales, pero el susto y el caos circulatorio fueron mayúsculos. La Policía Municipal tuvo que cortar el tráfico de inmediato, y los Bomberos de Madrid trabajaron durante más de tres horas en una maniobra complicadísima para liberar el vehículo sin dañar la estructura del túnel ni provocar más destrozos.
La polémica excusa del conductor

Aquí es donde la historia pasa de ser un simple accidente de tráfico a una anécdota viral. Cuando las autoridades interrogaron al conductor sobre por qué había ignorado las señales de limitación de altura —que son bastante visibles antes de entrar al túnel—, su defensa fue que el GPS le indicaba esa ruta.
El camionero alegó que estaba siguiendo las indicaciones de Google Maps y que la aplicación no le avisó en ningún momento de que su vehículo no cabía por ahí. Según su lógica, si la tecnología le guía por un camino, ese camino debería ser apto para su vehículo. Es más, en un giro de los acontecimientos que ha sorprendido a todos, llegó a sugerir que el arreglo de los desperfectos debería pagarlo Google, ya que el error, según él, fue de la aplicación y no suyo.
Es probable que tú también uses Google Maps o Waze para moverte por la ciudad. Son herramientas fantásticas, pero tienen sus limitaciones. El problema en este caso es la configuración de la ruta. La mayoría de aplicaciones de navegación estándar están pensadas para turismos, no para vehículos pesados con dimensiones especiales.
Si conduces un coche normal, Google Maps te llevará por el camino más rápido, sin preocuparse de si hay un túnel bajo, porque un coche siempre cabe. Pero un conductor profesional, a los mandos de un tráiler de estas dimensiones, debe utilizar navegadores específicos para camiones o, en su defecto, estar muy pendiente de la señalización vertical.
Lo que dice la ley (y el sentido común) sobre el GPS

Esta situación nos lleva a una pregunta que muchos conductores se hacen: ¿Si el GPS me mete en un lío, de quién es la culpa?
La respuesta legal es clara y rotunda: la responsabilidad es siempre del conductor. El Reglamento General de Circulación establece que el conductor debe estar atento a las señales de tráfico en todo momento. Las señales físicas que ves en la carretera tienen prioridad absoluta sobre lo que diga cualquier pantalla.
Google Maps, Apple Maps o cualquier otro navegador son herramientas de ayuda a la conducción, no sustitutos de la atención al volante. Por tanto:
- Si el GPS te dice que gires a la derecha, pero hay una señal de dirección prohibida, no puedes girar.
- Si el GPS te marca una ruta por un túnel y tu camión es más alto que la entrada, no puedes entrar.
Pretender que una empresa tecnológica pague los daños por un error de apreciación del conductor es, hoy por hoy, inviable legalmente. Google ofrece una sugerencia de ruta, pero eres tú quien lleva el volante y quien debe decidir si esa sugerencia es segura y legal.
El incidente del túnel de Bailén no salió barato. Además de los daños materiales en el propio camión y la carga, las consecuencias para la ciudad fueron notables:
- Colapso en el centro: El corte de la calle Ferraz y el túnel generó retenciones importantes en Plaza de España y el Paseo de Moret.
- Recursos de emergencia: Se movilizaron varias dotaciones de bomberos y policía, recursos que podrían haber sido necesarios en urgencias reales.
- Posible sanción: El conductor se enfrenta casi con total seguridad a una sanción por no respetar la señalización de gálibo.
En resumen, la próxima vez que el GPS te diga «gire a la derecha», asegúrate de que lo puedes hacer. Y si te equivocas, recuerda que echarle la culpa a Google puede servir para desahogarse, pero difícilmente te librará de la factura del taller.








