La proliferante movilidad autónoma está transformando industrias enteras, y los aeropuertos no son la excepción. Mientras muchos vehículos de servicio en pistas mantienen un diseño funcional y algo retro, Toyota Industries Corporation ha dado un salto adelante con su último tractor de remolque sin conductor. Este vehículo eléctrico, desarrollado en colaboración con All Nippon Airways (ANA), incorpora tecnología de conducción autónoma de Nivel 4, de manera que es capaz de operar de forma completamente independiente en entornos controlados como son precisamente las zonas restringidas de un aeropuerto.
En realidad, el proyecto vio la luz pública en marzo de 2021, con pruebas iniciales que arrancaron en octubre de ese mismo año. Desde entonces, el desarrollo ha ido avanzado de manera constante, culminando en un reconocimiento internacional: el prestigioso iF Design Award en 2022. A finales de 2025, tres unidades de estos tractores autónomos han entrado en operación real en el aeropuerto de Haneda, Tokio, el más concurrido de todo Japón, encargándose del transporte de equipaje y carga para vuelos domésticos. Se prevé que otros tres vehículos se incorporen antes de finalizar el mes de marzo de 2026, ampliando la flota y consolidando esta innovación como un hito en la automatización aeroportuaria.
Toyota dota a estos vehículos autónomos de todo tipo de sensores y de radares
Esta implementación marca un precedente: es la primera vez que se aplica de forma práctica la conducción autónoma de Nivel 4 en una zona restringida dentro de un aeropuerto japonés. Aunque pruebas con Nivel 3 se han realizado en varios aeródromos desde 2019, el salto a Nivel 4 representa una mayor autonomía y eficiencia, especialmente en entornos complejos con tráfico intenso de aeronaves y vehículos de apoyo.
Estos tractores están diseñados específicamente para remolcar plataformas con contenedores de equipaje y mercancía entre las aeronaves estacionadas y las terminales. Equipados con avanzados sistemas de localización precisa y detección de obstáculos, navegan con seguridad por las pistas y áreas de maniobra. Un centro de monitorización remota actúa como respaldo, interviniendo en situaciones excepcionales para garantizar la máxima seguridad en zonas cercanas a operaciones activas.
Tienen limitaciones respecto a los manuales para salvaguardar la integridad del personal

En cuanto a su estética, el diseño evoluciona sutilmente respecto a prototipos previos, manteniendo una silueta robusta y funcional. Como no podía ser de otra forma, el frontal luce el emblema de Toyota, acompañado de faros modernos que recuerdan a los de un automóvil convencional. La cabina, aunque preparada para dos ocupantes, está pensada para operar sin conductor, priorizando la autonomía. Lo más destacado son los múltiples sensores distribuidos estratégicamente: unidades LiDAR en el morro, guardabarros y laterales, que ofrecen una visión 360 grados del entorno, detectando cualquier impedimento en tiempo real.
Aunque Toyota Industries no ha desvelado aún detalles completos del propulsor eléctrico o el paquete de baterías que encierran estos vehículos autónomos, sí se conocen las diferencias de rendimiento según el modo de operación. Aquí una tabla con los datos técnicos clave para una visión rápida:
| Modo de operación | Velocidad máxima | Capacidad de remolque máxima |
|---|---|---|
| Autónomo (Nivel 4) | 15 km/h | 13 toneladas |
| Manual (con conductor) | 25 km/h | 27 toneladas |
Estas limitaciones en modo autónomo han sido dictaminadas con el objetivo de priorizar la seguridad en entornos aeroportuarios congestionados, donde la precisión prima sobre la velocidad.
Toyota sabe que estos entornos son laboratorios perfectos para la conducción autónoma

La ruta principal que recorren estos vehículos cubre aproximadamente 1,5 kilómetros, conectando las zonas de la terminal con las áreas de carga. En el trayecto, deben gestionar elementos como semáforos específicos dentro del aeródromo, que el sistema reconoce y obedece automáticamente gracias a una nueva plataforma de gestión integrada.
Precisamente, junto al despliegue de los tractores, se ha implementado un Sistema de Gestión de Flotas (FMS) avanzado. Esta herramienta centraliza las órdenes de transporte, asigna carriles prioritarios para llegadas y salidas, y coordina con la infraestructura de señalización del aeropuerto. El resultado: un flujo más fluido, menos esperas y una optimización general que reduce el impacto humano en operaciones repetitivas.
Tras el aeropuerto de Haneda podrían llegar otros muchos por todo el mundo

Esta tecnología no solo aborda desafíos actuales como la escasez de personal en handling terrestre, sino que apunta a un futuro más sostenible y eficiente en la aviación. Al eliminar la necesidad de conductores en tareas monótonas y potencialmente arriesgadas, se libera mano de obra para funciones más cualificadas, al tiempo que se minimizan errores humanos y se mejora la puntualidad.
El éxito inicial en el aeropuerto de Haneda podría ser el catalizador para una expansión mayor. Con la movilidad autónoma ganando terreno en industrias como la logística y el transporte, vehículos como este tractor de Toyota demuestran que la revolución sin conductor ya está rodando en escenarios reales, prometiendo aeropuertos más inteligentes y conectados. Sin duda, un paso fascinante hacia la era de la automatización total en el mundo del motor y la aviación.









