En Estados Unidos, los taxis autónomos han pasado en apenas cinco años de ser un experimento a convertirse en un servicio cotidiano en ciudades como San Francisco, Phoenix o Miami. Lo que comenzó como una apuesta arriesgada por parte de compañías tecnológicas y fabricantes de coches, hoy se traduce en millones de trayectos anuales y una revolución en la movilidad urbana.
Con datos cada vez más sólidos en la mano, resulta evidente que este fenómeno no es pasajero. Las cifras de seguridad, ahorro y satisfacción de los usuarios son tan contundentes que los expertos coinciden: la llegada de los taxis sin conductor a España no es una cuestión de “si”, sino de “cuándo”. Y todo apunta a que será más pronto de lo que pensamos.
6El taxi del mañana ya está aquí

La historia del taxi autónomo en Estados Unidos demuestra que la movilidad urbana está en transformación. Las cifras hablan por sí solas: menos accidentes, tarifas un 30% más bajas y récord de usuarios. El cambio no es solo tecnológico, también es social y económico, y su impacto en la manera de movernos será comparable al que en su día tuvo la llegada de los taxis tradicionales.
España se encuentra ante una oportunidad histórica. Prepararse para integrar el taxi autónomo no solo supondrá mejorar la seguridad vial y reducir los costes para los ciudadanos, sino también situarse a la vanguardia de la innovación en movilidad. La pregunta ya no es si veremos taxis autónomos en nuestras calles, sino qué tan rápido seremos capaces de adaptarnos a ellos.