La tasación de un coche es un trámite que tarde o temprano todos los conductores afrontan, ya sea para vender su vehículo, entregarlo como parte del pago de uno nuevo o simplemente conocer su valor real en el mercado. Y aunque muchas personas creen que este precio se determina únicamente por la marca, el modelo o el año, la realidad es mucho más compleja. Detrás de cada valoración hay un análisis minucioso en el que intervienen multitud de variables que pueden elevar —o reducir— de forma notable la cifra final.
Entender estos factores no solo permite anticiparse a lo que te ofrecerán en un concesionario o en una plataforma de compra, sino también optimizar algunos aspectos para sacar más dinero por tu vehículo. Incluso pequeñas mejoras pueden marcar la diferencia entre una oferta mediocre y una que realmente te compense. Por eso, conocer cómo funciona la tasación y cómo influir en ella es clave para cualquier conductor que quiera vender con inteligencia.
7Las reparaciones recientes y el estado de desgaste por uso
Si el coche ha pasado recientemente por una revisión importante, ha cambiado neumáticos, frenos, correa de distribución o batería, esto puede aumentar de manera significativa la tasación final. Estas operaciones son costosas, y que estén recién hechas supone un ahorro al futuro propietario. Por eso, aportar facturas recientes es una ventaja que muchos tasadores tienen muy en cuenta.
Al mismo tiempo, hay elementos que, si están cerca del final de su vida útil, pueden disminuir el valor estimado. Un juego de neumáticos desgastado, una suspensión envejecida o unos frenos al límite pueden reducir notablemente la oferta. Aquí, de nuevo, conviene valorar si realizar pequeñas reparaciones antes de la tasación puede suponer un beneficio económico.








