La tasación de un coche es un trámite que tarde o temprano todos los conductores afrontan, ya sea para vender su vehículo, entregarlo como parte del pago de uno nuevo o simplemente conocer su valor real en el mercado. Y aunque muchas personas creen que este precio se determina únicamente por la marca, el modelo o el año, la realidad es mucho más compleja. Detrás de cada valoración hay un análisis minucioso en el que intervienen multitud de variables que pueden elevar —o reducir— de forma notable la cifra final.
Entender estos factores no solo permite anticiparse a lo que te ofrecerán en un concesionario o en una plataforma de compra, sino también optimizar algunos aspectos para sacar más dinero por tu vehículo. Incluso pequeñas mejoras pueden marcar la diferencia entre una oferta mediocre y una que realmente te compense. Por eso, conocer cómo funciona la tasación y cómo influir en ella es clave para cualquier conductor que quiera vender con inteligencia.
6La motorización y su eficiencia: un aspecto cada vez más determinante
La tasación también se ve afectada por el tipo de motor, su potencia, su consumo y la etiqueta ambiental asignada. En ciudades con zonas de bajas emisiones, un coche con etiqueta CERO o ECO puede tener una tasación más elevada que otro con etiqueta B o sin etiqueta. Esto se debe a que los compradores valoran cada vez más la posibilidad de circular sin restricciones.
Además, los motores que han demostrado fiabilidad suelen tasarse mejor que aquellos conocidos por averías frecuentes. Del mismo modo, las versiones con potencias intermedias suelen ser más equilibradas en el mercado de segunda mano, ya que consumen poco pero ofrecen un rendimiento óptimo para la mayoría de conductores.








