Tener un coche viejo no siempre es un problema. De hecho, cada vez es más frecuente ver circulando vehículos con más de 15 años a sus espaldas. La edad media del parque automovilístico español roza los 13 años y subiendo. Ya sea por motivos económicos o por pura confianza en su compañero de batallas, la mayoría de conductores prefiere alargar la vida de su coche antes que invertir en uno nuevo.
Sin embargo, mantener un veterano en la carretera es más complejo de lo que parece. Y nadie mejor que un profesional para contarlo. Miguel, jefe de taller con más de 20 años de experiencia, lo tiene claro: «Los coches con años no son el enemigo, si sabes lo que conllevan. El problema es que nadie cuenta lo que hay detrás». En este artículo, te contamos todo lo que deberías saber.
1El desgaste no se ve, pero se nota

Miguel lo resume con una frase: «Un coche es una máquina, y toda máquina tiene un límite». Cuando un coche supera los 15 años, no solo hablamos de kilómetros, sino de tiempo. Las gomas se resecan, los plásticos se endurecen y los metales empiezan a fatigarse. «Hay piezas que parecen estar bien, pero por dentro están al borde de romperse», advierte.
Los grandes protagonistas del desgaste son los frenos, la suspensión, los sistemas eléctricos y los neumáticos. No fallan de un día para otro, lo hacen de forma progresiva, y ahí el problema. «El conductor se acostumbra al cambio lento y no se da cuenta hasta que algo va realmente mal», dice Miguel. Y entonces, el coste de reparación suele ser mucho mayor que de haber actuado antes.