¿Te imaginas dar positivo en un control de alcoholemia sin haber probado ni una sola gota de alcohol? Suena a una excusa de película, pero puede ocurrir perfectamente y tiene un nombre científico: el síndrome de la cervecería.
Aunque suene a una historia de cualquier broma viral en TikTok, es un asunto serio que ha sido estudiado por la medicina. También lo conocemos como el síndrome de la autocervecería, y es que hay personas cuyo cuerpo ‘fabrica’ alcohol sin necesidad de ingerir ninguna bebida alcohólica. De hecho, podrías padecerlo y no tener ni idea, como explica Nerea, doctora de 36 años que ha leído y estudiado mucho sobre este asunto.
«Si alguien llega mareado o con síntomas de embriaguez y dice que no ha bebido, lo primero que pensamos es que miente. Pero a veces es su intestino el que le está emborrachando«, explica esta doctora. Porque dentro del organismo hay microbios capaces de fermentar azúcares, como si fueran una pequeña fábrica de cerveza.
¿Qué es exactamente el síndrome de la cervecería y por qué ocurre?

El síndrome de la cervecería (o síndrome de fermentación intestinal) es una condición médica real, aunque haya quien se lo tome a broma. El organismo de algunas personas convierte los carbohidratos en alcohol dentro del intestino, pues algunas levaduras o bacterias —como Candida o Saccharomyces— se multiplican en exceso y hacen que un simple plato de pasta o una pizza tenga el mismo efecto que habernos tomado unas cuantas cervezas.
Según esta doctora, es culpa del desequilibrio intestinal. Por ejemplo, factores como antibióticos, dietas muy altas en azúcar, enfermedades digestivas o simplemente la predisposición genética puede tener consecuencias graves en el organismo. Las personas que padecen el síndrome de la cervecería sufren las mismas consecuencias que durante una borrachera sin haber tomado ni una gota de alcohol.
Es más, existen casos registrados en los que conductores se han llevado una multa importante e incluso han sido acusados de un delito penal por coger el coche con este síndrome. También hay información en hospitales e incluso sentencias judiciales que lo reconocen.
Síntomas, diagnóstico y cómo saber si podrías tenerlo

Los síntomas del síndrome de la cervecería son muy parecidos a los de una borrachera, con mareos, desorientación, lentitud al hablar, irritabilidad, fatiga y hasta pérdidas de memoria. Lo que cambia es el contexto. Todos sabemos cuál es el límite que no podemos cruzar si no queremos pasar un día de resaca, pero en este caso esa ‘falsa borrachera’ ocurre tras ingerir alimentos ricos en carbohidratos o azúcares. Y sin alcohol de por medio.
El problema, según explica esta doctora, es que casi nadie piensa ni conoce este síndrome, incluso no se le ha dado la importancia que tiene en el ámbito de la medicina. «Muchos pacientes han pasado primero por psiquiatría o han sido acusados de mentir», explica.
Por eso, el diagnóstico suele tardar años. Para confirmarlo, se mide el nivel de oxígeno en sangre o aliento en períodos sin ningún consumo de bebidas alcohólicas (controlado), a veces después de una carga de glucosa. La única manera de saberlo con relativa seguridad (que casi nunca es al 100% es esta: «Si das positivo sin beber y se descarta todo lo demás, hay que mirar al intestino«.
«El tratamiento combina antifúngicos o antibióticos (siempre controlados), una dieta baja en carbohidratos —sin azúcares y con proteínas— y, en algunos casos, probióticos para restaurar el equilibrio de la microbiota. Y así, muchos pacientes vuelven a una vida relativamente normal, a pesar de tener el síndrome de la cervecería, con todo lo que implica a la hora de hacer vida normal.







