La movilidad urbana sostenible se ha convertido en un tema central en el debate público, especialmente en lo que respecta a la adaptación de las ciudades a las necesidades de todos los grupos de edad. El Observatorio Cetelem ha publicado un nuevo estudio, zOOm ‘Los sénior ante la movilidad urbana sostenible’, que arroja luz sobre las opiniones y tendencias de las personas entre 55 y 75 años en relación con este tema crucial. Este análisis revela diferencias significativas entre la población sénior y los jóvenes en aspectos clave como la adopción de nuevas formas de movilidad y la percepción del coche eléctrico.
El coche eléctrico: Un futuro cuestionado por los sénior

Uno de los hallazgos más destacados del estudio es la reserva que muestran los sénior hacia el vehículo eléctrico. Un 69% de este grupo demográfico no cree en el futuro del coche eléctrico, un porcentaje considerablemente más alto que el de los jóvenes (34%). Esta desconfianza puede estar relacionada con diversos factores, como la percepción de que los vehículos eléctricos aún no son una alternativa viable en términos de autonomía, precio y disponibilidad de infraestructura de carga.
Sin embargo, es importante destacar que los sénior comparten con el resto de la población una preocupación común: la falta de apoyo de los poderes públicos al sector del automóvil eléctrico. Un porcentaje similar de sénior (67%) cree que no se están haciendo los esfuerzos suficientes para impulsar esta tecnología, lo que sugiere una necesidad de políticas más ambiciosas y efectivas en este ámbito.
La recarga: Un aspecto clave para la confianza en el coche eléctrico

La infraestructura de recarga emerge como un factor determinante en la adopción del coche eléctrico por parte de los sénior. Un 61% considera indispensable la instalación de puntos de recarga rápida en la vía pública, una cifra significativamente superior a la del total de los españoles (51%). Esto refleja la importancia de la comodidad y la accesibilidad para este grupo de edad, que puede tener dificultades para adaptarse a los tiempos de recarga más lentos de los puntos domésticos.
En cuanto a la recarga doméstica, el 71% de los sénior no estaría interesado en instalar una estación de carga en su hogar. Las principales razones que esgrimen son la falta de vivienda unifamiliar o plaza de garaje propia (60%) y el alto coste de la instalación (28%). Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de ofrecer soluciones de recarga adaptadas a las características y necesidades de los sénior, como puntos de recarga comunitarios en edificios de apartamentos o ayudas económicas para la instalación en viviendas unifamiliares.
Transporte público y movilidad activa: Alternativas con potencial

Ante la desconfianza hacia el coche eléctrico, el transporte público se presenta como la opción preferida por los sénior para una movilidad más sostenible. Un 68% estaría dispuesto a utilizarlo en su día a día, superando en 10 puntos el porcentaje del total de la población. Este dato subraya la importancia de invertir en la mejora y ampliación de las redes de transporte público, haciéndolas más accesibles, eficientes y seguras para las personas mayores.
La bicicleta también emerge como una alternativa interesante, aunque con menor aceptación entre los sénior (24%) que entre los jóvenes. Para fomentar su uso, es fundamental mejorar la infraestructura ciclista, creando carriles bici seguros y bien conectados, así como promover campañas de concienciación sobre los beneficios de la bicicleta para la salud y el medio ambiente.
El patinete eléctrico, sin embargo, no parece ser una opción popular entre los sénior. Solo un 5% lo usaría, lo que sugiere que este medio de transporte no se adapta bien a sus necesidades y preferencias.
Carsharing y suscripción: Modelos con poco atractivo para los sénior

Los servicios de carsharing, carpooling y suscripción no gozan de gran popularidad entre los sénior. Un 88% no ha utilizado ninguno de estos servicios en los últimos 12 meses, y un 72% no estaría dispuesto a dejar de tener coche en propiedad para sustituirlos. Esta reticencia puede estar relacionada con la falta de familiaridad con estos modelos de movilidad, la percepción de que son complicados de usar o la preferencia por la comodidad y flexibilidad que ofrece el vehículo propio.
Para superar estas barreras, es necesario simplificar la oferta de estos servicios, hacerlos más accesibles y comprensibles para los sénior, y comunicar de forma efectiva sus ventajas en términos de ahorro económico y reducción del impacto ambiental.
Distintivo medioambiental: Un factor con impacto limitado en la decisión de compra

El distintivo medioambiental tiene un impacto moderado en la vida diaria de los sénior conductores. Un 59% considera que afecta bastante o mucho a su día a día, pero un 60% afirma que no cambiaría de coche por ello. Esto sugiere que, si bien los sénior son conscientes de las restricciones impuestas por el distintivo, no están dispuestos a renunciar a su vehículo actual por este motivo.
Sin embargo, es importante destacar que un 67% afirma que el próximo coche que comprará será 0 emisiones, lo que indica una creciente conciencia ambiental y una disposición a adoptar tecnologías más limpias en el futuro.
Movilidad sostenible en las ciudades: Una prioridad compartida

La movilidad urbana sostenible es un tema importante para los sénior. Un 66% la considera importante o muy importante en su día a día, y un 77% valora la inversión de las instituciones públicas en medios de transporte ecológicos. Estos datos reflejan una preocupación compartida por la calidad del aire, la reducción de la contaminación y la creación de ciudades más habitables y saludables.
Las acciones de las ciudades para regular y mejorar la movilidad urbana sostenible son importantes o muy importantes para el 68% de los sénior. Un 50% ha percibido cambios en su ciudad en los últimos 2 años, siendo la mayor accesibilidad a transportes alternativos el cambio más destacado (42%).







