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domingo, 2 noviembre 2025

Así es el Seat Toledo ‘de palo’ sin el que hoy no existirían marcas de coches como Omoda o Jaecoo

En 1999, el Seat Toledo prestó su tecnología a Chery para fabricar su primer modelo. Dos décadas después, su legado continúa en marcas como Omoda y Jaecoo.

A finales de los años 90, cuando la industria automovilística china apenas daba sus primeros pasos, un veterano modelo español sirvió de punto de partida para una revolución con repercusión global. El Seat Toledo de primera generación, un sedán sobrio y robusto, acabaría siendo, sin pretenderlo, el ‘padre’ del primer Chery y, por extensión, de las marcas Omoda y Jaecoo que hoy inundan los mercados internacionales.

Lo que comenzó como una simple venta de maquinaria y licencias de producción se convirtió en la piedra angular de un imperio automovilístico. El Chery Fulwin (o Chery Cowin) fue el primer coche de la marca china, y su ADN técnico provenía directamente de Martorell. Sin aquel Seat Toledo ‘de palo’, la historia del motor en China —y del propio mercado global actual— habría sido radicalmente distinta.

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Un primer paso hacia la independencia industrial

Fuente propia

El Chery Fulwin fue el primer coche fabricado en serie por la marca, y demostró que China podía producir vehículos de forma autónoma. Basado en el Seat Toledo, el modelo ofrecía una base sólida, fiable y económica, perfecta para un mercado doméstico en expansión. Su éxito fue inmediato: accesible, espacioso y resistente, se convirtió en símbolo del despegue de la automoción china.

A partir de ahí, Chery aprendió rápido. El Fulwin sirvió de banco de pruebas para formar a sus ingenieros en la estructura, los sistemas eléctricos y los métodos de ensamblaje europeos. Sin ese Seat, Chery habría tardado años en desarrollar una tecnología propia. El Fulwin fue su trampolín, y marcó el inicio de una estrategia de crecimiento que acabaría situando a la compañía entre las más potentes del mundo.

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