Imagina por un momento que el silencio absoluto de un Rolls-Royce Ghost puede convivir con el pitido estridente de un ‘Game Over’ o con el flash hipnótico de los neones de una sala arcade de los años ‘80. Suena imposible, pero en Goodwood acaban de demostrar que no lo es. El nuevo (y probablemente irrepetible) Black Badge Ghost Gamer es la obra de arte rodante más loca y exquisita que ha salido en mucho tiempo por las puertas de la división Bespoke de la casa británica: un homenaje pixelado a la edad de oro de los videojuegos de 8 bits que convierte cada trayecto en una partida infinita de alto standing.
El Rolls-Royce Ghost se convierte en un maravilloso lienzo para este proyecto ‘ochentero’
El punto de partida para semejante proyecto no es otro que un fascinante Ghost Black Badge ‘convencional’, pero desde el primer boceto los diseñadores de la división Bespoke se sumergieron durante un mes entero en archivos olvidados: cartuchos de Atari 2600, flyers de máquinas recreativas japonesas, manuales amarillentos y pantallas CRT llenas de fantasmas pixelados. El objetivo no era pegar pegatinas retro como si de la carpeta de un estudiante se tratase, sino fundir toda esa cultura en el ADN del vehículo hasta convertirlo en un enorme ‘easter egg’ con cuatro ruedas.
El resultado exterior es hipnótico. La carrocería de este Rolls-Royce Ghost Black Badge Gamer combina el profundo Negro Diamante con dos tonos exclusivos que fueron creados para la ocasión: Azul Salamanca y Crystal, dispuestos en una configuración bicolor que recuerda inmediatamente al frontal de las míticas cabinas arcade. Pero lo realmente alucinante aparece cuando te acercas: una finísima línea decorativa pintada a mano recorre todo el lateral y en ella vive el ‘Cheeky Alien’, un pequeño extraterrestre de 89 píxeles construido con bloques de tan solo 3 milímetros. A su lado, una explosión de 8 bits congelada en el tiempo. Dos detalles que, según el ángulo de luz, parecen moverse cuando el coche avanza.
El interior donde el lujo se mide en vidas extra

Abrir las puertas traseras suicidas es como insertar una moneda de 100.000 euros en la ranura. El habitáculo, vestido en cuero negro y beige Casden, abandona cualquier atisbo de sobriedad que se espera en un modelo de la firma de Goodwood, para abrazar el caos controlado de los salones recreativos más alocados.
Los asientos del Rolls-Royce Ghost Black Badge Gamer están bordados con motivos pixelados y los respaldos llevan los legendarios “Player 1”, “Player 2”, “Player 3” y “Player 4” en colores neón que brillan como si un monitor CRT los estuviera iluminando desde dentro. Los reposacabezas, por su parte, repiten al ‘Cheeky Alien’ en versión microperforada, un guiño que solo aprecias cuando la luz incide justo en el ángulo correcto.
Reminiscencias a la era arcade por todos los rincones de este Rolls-Royce

El cuadro de instrumentos ha sido completamente rediseñado por los artesanos de Bespoke (aunque Rolls-Royce guarda celosamente las fotos) para recrear el fondo de niveles clásicos tipo ‘Laser Base’: un cielo nocturno salpicado de estrellas que, al unirlas, forman una nave de combate. Cada estrella es un punto de fibra óptica colocada a mano; en total, 85 puntos de luz que configuran la silueta perfecta de un shooter espacial.
Pero la joya de la corona en este Rolls-Royce Ghost Black Badge Gamer es el famoso Starlight Headliner, rebautizado para la ocasión como ‘Pixel Blaster’. En lugar de plasmarse las habituales constelaciones aleatorias, el techo incorpora exactamente 80 naves enemigas pixeladas, también colocadas una a una por los artesanos de Goodwood. Y sí, la función Shooting Star sigue ahí… pero reprogramada para disparar ráfagas de ‘láser’ que cruzan el habitáculo como si estuvieras en medio de una invasión alienígena de lujo.
‘Game Over’ nunca más volverá a sonar igual fuera de esta joya

En el panel ‘cascada’ que se encuentra frente al asiento del pasajero delantero, una obra de arte aerografiada a mano representa una batalla lunar: dos ovnis de acero inoxidable pulido flotan sobre un esponjoso cielo lleno de cráteres y estrellas. Y para rematar la inmersión más absoluta en la era arcade, los umbrales iluminados de las puertas parpadean con mensajes que cualquier cuarentón reconocerá al instante: “PRESS START”, “INSERT COIN”, “LOADING…” y “LEVEL UP”.
Y hay que reconocer que su afortunado propietario ha subido de nivel con este impresionante Rolls-Royce Ghost Black Badge Gamer que se convierte en una cápsula del tiempo que transforma la nostalgia en arte tangible y que nos deja claro que ese mítico ‘Game Over’ jamás volverá a sonar igual.
Fotos: Rolls-Royce


















