Tras la presentación, la pasada semana del Plan Auto España 2030 por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Josep María Recasens, presidente de ANFAC ha presentado el proyecto en detalle ante los medios. Recasens hace una primera valoración general: «Esto es un plan completo, con objetivos, con plazos, con seguimiento». El máximo responsable de los fabricantes e importadores ha valorado este plan como un proyecto que trasciende lo meramente industrial. Se trata de una estrategia integral que aborda simultáneamente la oferta productiva y la demanda del mercado, consciente de que transformar fábricas sin electrificar el parque móvil sería como construir un puente que no lleva a ninguna parte.
El presidente de ANFAC, lo ha expresado con claridad: «No hacer nada no es opción». Porque para él, España se enfrenta a su mayor desafío industrial en medio siglo, compitiendo con países que llevan años adelantados en la transición tecnológica. El riesgo es tangible: el valor añadido actual del sector sigue residiendo en los motores de combustión, mientras el mercado acelera hacia la electrificación.

El Plan Auto España 2030, presentado por José María Recasens es el resultado de un trabajo colaborativo iniciado en febrero con el Ministerio de Industria, diversos consultores y distintos ministerios implicados en el sector. Esta estrategia ha contado con la participación de todos los actores del ecosistema: fabricantes, proveedores, asociaciones sectoriales y otros agentes relevantes, con el objetivo de crear una visión compartida del futuro de la automoción en España.
25 medidas prioritarias
El Plan España Auto 2030 integra medidas de oferta e industria, junto con actuaciones dirigidas al mercado y la distribución. Se articula a través de 25 medidas prioritarias agrupadas en tres ejes: industria, mercado e innovación. El objetivo es incrementar el valor del sector desde los 85.000 millones de euros actuales hasta 120.000 millones, mantener el empleo en 1,9 millones de personas y aumentar la producción a 2,7 millones de vehículos, con la meta de lograr una producción 100% eléctrica en 2035.

De momento el ejecutivo de Anfac ha valorado que se trata de un plan quinquenal con lo que las inversiones comprometidas, centradas en la parte de la compra o el desarrollo de la infraestructura de recarga y el PERTE VEC son importantes. El plan contempla 6.000 millones de euros de inversión pública distribuidos entre 2026 y 2030, que es de donde salen, por ejemplo, los 400 millones destinados anualmente a los incentivos a la compra. Por cierto, la cuantía y distribución de estas ayudas está pendiente de que se decidan todos los detalles.
Pero la verdadera ambición está en movilizar entre 35.000 y 40.000 millones de euros de inversión público-privada a lo largo de toda la cadena de valor. Porque el objetivo va más allá de vender coches. Las cifras adquieren sentido cuando se observa el objetivo final: convertir a España en el segundo fabricante europeo de automóviles, pero esta vez liderando la producción eléctrica, no quedándose atrás en una transición que otros dirigen.
Tres pilares estratégicos: baterías, talento y competitividad
El documento identifica tres grandes áreas de actuación prioritarias:

Desarrollo de la cadena de valor de las baterías: España debe posicionarse en actividades clave “aguas arriba” de la producción, como las materias primas y la fabricación de celdas, sectores intensivos en tecnología donde actualmente existe una fuerte dependencia de otros países.
Captación y formación de talento: La transformación del sector requiere nuevas competencias en software, electrónica y digitalización, áreas donde la demanda de profesionales cualificados crecerá exponencialmente.
Mejora de la competitividad: El plan analiza exhaustivamente la posición competitiva de España frente a otros países como Turquía y otros competidores europeos, identificando áreas de mejora en costes energéticos, infraestructuras y cadena de suministro.
El plan articula 25 medidas agrupadas en tres ejes —industria, mercado e innovación— pero destaca cinco iniciativas tractoras más una de gobernanza:
1. Programa de Crecimiento y Autonomía Estratégica: Enfocado en transformar la cadena de suministro hacia el vehículo electrificado, desde la fabricación de baterías hasta el desarrollo de nuevos componentes. Incluye mantener los PERTEs como figura clave y priorizar un marco regulatorio que favorezca la competitividad industrial.
2. Plan Innovemos: Impulso decisivo a la I+D+i colaborativa en tecnologías con viabilidad industrial real: baterías, componentes electrónicos, vehículo autónomo y conectado. La innovación deja de ser retórica para convertirse en inversión concreta.

3. Sello «Inversiones Bien Hechas en España»: Una propuesta para atraer capital extranjero que no solo llegue, sino que se integre en el ecosistema español, aporte valor y colabore con agentes públicos y privados locales.
4. Continuidad de Ayudas a la Compra: Los programas de incentivos a vehículos electrificados se mantendrán y actualizarán, con énfasis en agilizar trámites y simplificar la burocracia. Se estudiará además una reforma fiscal que favorezca la adopción del vehículo eléctrico en todas sus categorías.
5. Plan Nacional de Infraestructura de Recarga: Coordinado entre comunidades autónomas y agentes del sector, con objetivos anuales a nivel nacional, autonómico y provincial. Sin puntos de recarga accesibles, la electrificación del parque móvil seguirá siendo una promesa incumplida.
+1. Gobernanza Efectiva: Un comité de ejecución con plenario, comisión ejecutiva, mesa territorial y grupos de trabajo específicos garantizará el seguimiento y la continuidad del plan, evitando que quede en papel mojado.
Mucho trabajo en infraestructura de recarga
Uno de los puntos críticos identificados en el plan es el desarrollo de la infraestructura de recarga. Mientras que los vehículos eléctricos representan actualmente un pequeño porcentaje de la producción (aproximadamente un 3%), se espera que esta cifra crezca significativamente hacia 2030 y, especialmente, de cara a 2035, cuando entrará en vigor la prohibición de venta de vehículos de combustión en la UE.
El presidente de ANFAC señaló las carencias en puntos de recarga públicos comparando la situación española con otros países europeos. España cuenta con aproximadamente 39.000 puntos de recarga, una cifra insuficiente para impulsar la adopción masiva del vehículo eléctrico. El plan contempla alcanzar los 315.000 puntos para 2035, lo que supondría casi multiplicar por diez en los próximos diez años, priorizando además la potencia de carga rápida.

Recasens fue tajante sobre el contexto competitivo: la transición tecnológica no es opcional, es una condición de supervivencia. España compite con gigantes industriales asiáticos y europeos que invierten masivamente en capacidades como baterías, software y electrónica avanzada.
El plan aborda también cuestiones estructurales como la formación de talento especializado en el vehículo del futuro, la mejora de la productividad laboral y la necesidad de costes energéticos competitivos. Sin trabajadores cualificados ni energía asequible, las fábricas del futuro no echarán raíces en territorio español.
Un plan desde el consenso
Lo que distingue a este proyecto de anteriores intentos es su construcción desde el consenso: Gobierno central, comunidades autónomas, entidades locales, industria y agentes sociales han participado en su elaboración. No es un documento más de despacho, sino una hoja de ruta compartida con objetivos económicos, de sostenibilidad y autonomía estratégica.
El presidente de ANFAC lo resumió así: «Este plan tiene que preparar nuestras fábricas para las nuevas capacidades industriales. La competitividad no es una opción». España tiene cinco años para demostrar que puede reinventarse industrialmente sin perder el liderazgo que ha construido durante décadas en el sector del motor. El Plan España Auto 2030 es la apuesta. El tiempo dirá si fue suficiente.
El análisis presentado por Recasens muestra cómo está cambiando radicalmente la estructura de actividad del sector. De las 33 actividades principales identificadas, algunas desaparecerán progresivamente (especialmente las relacionadas con motores de combustión), otras se mantendrán en riesgo, y emergerán con fuerza nuevas áreas como el software, la electrónica y los sistemas de gestión de energía.

Esta transformación implica no solo cambios tecnológicos, sino también una reorganización completa de la cadena de valor, donde conceptos como el vehículo como fuente de almacenamiento energético (vehicle-to-grid) abren nuevas oportunidades de negocio.
Para ejecutar esta transformación y mantener a España como hub industrial relevante, el sector necesitará inversiones significativas tanto públicas como privadas. El plan subraya que las decisiones de inversión de los fabricantes globales se toman comparando ecosistemas completos, no solo países individuales, por lo que España debe ofrecer un paquete competitivo integral.
Con el Plan Auto España 2030, ANFAC y el sector automovilístico español plantean una estrategia clara para navegar la transición energética y tecnológica sin perder el liderazgo industrial construido durante décadas, enfrentando con realismo los desafíos del cambio climático y la competencia global.








