Hay quien dice que los paisajes otoñales son los más bonitos de todo el año, y propicios también para hacer una ruta en moto. Y tienen razón, pero esta también es una época del año complicada por la humedad y la bajada de temperaturas. La lluvia, el frío y el viento ‘castigan’ al vehículo, hacen que la pintura se vea bastante apagada, que se oxiden los tornillos, se cuarteen los plásticos o la batería se desgaste antes de tiempo.
De hecho, no tener en cuenta las circunstancias meteorológicas es el peor error que puede cometer cualquier motorista (o conductor en general). Eso sí, solo necesitas hacerle el mantenimiento adecuado, comprarte una funda para protegerla (duerma o no en garaje) y ser previsor. Te contamos todo lo que necesitas tener en cuenta.
1Las consecuencias del frío y la lluvia para tu moto 
                                
                            Si tienes una moto, deberías evitar dejarla a la intemperie durante semanas. La lluvia, el viento y el frío aceleran la corrosión, dañan la pintura, cualquier pieza metálica, plásticos y, sobre todo, componentes eléctricos. No siempre es fácil verlo a simple vista, al menos en una etapa temprana, pero la humedad se cuela en los conectores, los cables y las zonas en las que el metal está más descubierto.
El resultado es el óxido, pequeñas averías que se podrían haber evitado y una moto que envejece mucho más rápido de lo que debería. Incluso el asiento o las gomas se pueden agrietar con los cambios bruscos de temperatura.
Además, si eres de coger la moto solo durante las vacaciones o los fines de semana, la batería se va a ir desgastando poco a poco. Si a esto le sumas las bajas temperaturas de esta época del año, la conclusión podría ser que te deje tirado cualquier mañana de estas.
¿Y si no puedes evitar de ninguna manera que tu coche duerma en la calle? En ese caso, puedes comprar una funda para reducir ese impacto.








