Pasar la ITV (Inspección Técnica de Vehículos) es uno de esos trámites que todo conductor debe afrontar tarde o temprano. Aunque para muchos se trata de una simple formalidad, la realidad es que una gran cantidad de vehículos no superan esta revisión a la primera. Y lo más sorprendente es que el motivo más habitual no tiene que ver con el motor ni con sistemas complejos, sino con algo aparentemente tan simple como las luces.
Cada año, miles de conductores acuden a su cita con la ITV sin imaginar que una bombilla fundida, una mala alineación de los faros o un fallo en las luces de freno bastan para recibir un “desfavorable” en su informe. Este pequeño descuido no solo impide circular legalmente hasta que se repare, sino que también puede suponer una multa si se ignora la obligación de corregirlo.
3Otros motivos frecuentes de rechazo en la ITV
 
                                
                            Aunque la iluminación encabeza la lista, no es el único motivo por el que un vehículo puede ser rechazado. Los neumáticos, los frenos y las emisiones contaminantes también figuran entre los apartados con más incidencias.
En el caso de los neumáticos, los fallos más comunes son el desgaste excesivo o irregular, medidas incorrectas o un mal estado general de la goma. Circular con neumáticos con una profundidad inferior a 1,6 mm no solo es ilegal, sino extremadamente peligroso, y los inspectores lo consideran un defecto grave.
Los frenos, por su parte, se someten a pruebas de rendimiento y equilibrio. Si el coche se desvía al frenar o si las pastillas y discos presentan un desgaste severo, la inspección también se suspende. Y en cuanto a las emisiones, cualquier vehículo que supere los límites establecidos por la normativa de contaminación será rechazado automáticamente, especialmente los diésel más antiguos sin sistemas de depuración eficientes.








